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La noche pasó con tanta lentitud que sintió que era la noche más larga de su vida entera, no pegó ojo en todo el transcurso de la madrugada y por poco se fusionó con la sábana pegándose a la misma tapado hasta el cuello y echo un ovillo, la verdad le incomodaba un montón el estar desnudo y acostado con ligero frío rozandole la piel, era una sensación extraña y ajena a Coco que se daba cuantas vueltas se pudiera sin poder dormir girando entre la cobija tratando de buscar una posición perfecta para dormirse al menos unos pocos minutos, pero claro que no pudo no podía dormir estaba vivo ante todo movimiento de sus compañeros poniendo especial atención a Azulin mirándolo con eterno enojo casi como si con sus ojos lo fuese a matar, Coco se mantuvo despierto hasta que el alba llegará y los cielos nocturnos se pintaron de rosa pastel y naranja tirándole a amarillo. Ahí supo que las seis habían llegado y muy pronto habría que levantarse, anudó la sábana a su cintura y se cambió a sus benditos bóxers que por fin ya tenía sobre los muslos antes desnudos suspiró con el alivio de alguien que se pasó toda la noche desnudo bajo una sábana frágil de lino.
Ya vestido, hizo uso del espejo propiedad del compañero más cercano (que era Pandi) para fajar dentro del cinto el tanktop blanco justo para no tenerlo de fuera colgando incomodando pero tampoco tan apretado como para marcar de más, ya puesta la camisa buscó la chaqueta acordándose de que está misma se había perdido con las ropas sucias robadas, claro que ya no era un misterio al 100% tenía muy en vista quién se lo había robado pero no quiso mover más el asunto, no por miedo obviamente no sabía bien lo que Azulin haría si Coco volvía a hablarle "despectivo", Azulin era capaz de hablar por todos lados acerca de eso y si de casualidad había leído la carta entonces también ponía en peligro a Caramelo y a Pecas, por alguna razón Coco tenía esa manía de querer protegerlos incluso después de lo que pasó y aunque suene inhumano no lo hacía por buen samaritano o por buena gente.
Con Sonrisas se sentía aludido a ser bueno con él porque después de todo él fue quien lo presenció y Coco se sentía culpable por ello, con Pecas era un pacto el que nadie se enterase de lo que pasó en las trincheras a cambio de no callarlos o para más entendimiento acusarlos con el comandante y terminar desaparecidos en alguna zanja, finalmente iba Caramelo que era el que más le importa ahora, no por sentirse amigo del muchacho sino por esa misma situación de todo lo que Caramelo sabía, los secretos las ubicaciones las historias la realidad de la guerra, Coco apreciaba la relación con Caramelo porque era un informante, alguien que saciaba la eterna curiosidad que Coco tenía por la historia de esa guerra sin sentido desde el momento en que su padre se fue a la batalla. Sin embargo para proteger a Azulin no habia muchas razones, es decir sí le desagradaba y hasta podía decir que era absolutamente horrible pero al final era inocente y sin mancharse las manos iba en el mismo barco que Sonrisas, los dos solamente habían estado en el lugar incorrecto del tiempo incorrecto y ninguno de los dos había asesinado.
No podía dejarlos tirarse de cabeza al precipicio ni siquiera si por ellos tuviera que dejarse humillar por Azulin...

¿O no?.

La mañana arrastró con ella a la cuadrilla de Caricias, todos ya despiertos adormilados por la pronta asignación que les otorgó su Sargento para ir a su servicio en lavandería, por si faltará más el Sargento estaba de mal humor esa mañana así que todos se jodieron por igual, modorros fueron al pase de lista mañanero y formados en dos filas esperó a que mencionarán su nombre entre los gritos de Caricias que a su vez también buscaba cualquier pretexto para regañar a sus compañeros. Coco no culpaba al Sargento de su enojo que supuso fue gracias a lo de anoche, él también estaba enojado y con justa razón pero no por la misma que Caricias tenía, Coco estaba enojado con Azulin por lo que hizo, tal parecía que todo le estaba saliendo al revés de cómo el planeó cuando conoció al muchacho y todo por defender a esos tres, suspiró cansado de no poder dormir y cuando fue su turno contestó a voces clara y alta para que escuchará bien y sí marcara la llegada porque conociendo al Sargento cuando se ponía en esos humos solo pensaba en todo lo malo del mundo entero.

Your EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora