Your Eyes

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Los finos dedos de Achuchones pasaban por su cabello, dando suaves tirones en los rizos oscuros.
Él estaba sentado en el piso con una rodilla arriba a la altura de su cara y la otra pierna estirada, reposando su cabeza en el muslo derecho de Achuchones esperando paciente a qué lo terminase de peinar mientras fumaba tranquilo ahí, acostado y relajado. La razón de que Achuchones lo peinara es que como ya dijimos, a Coco le es IMPOSIBLE tener el cabello suelto, no era tan complicado al inicio con el corte militar (rapado para él) pero conforme avanzaron los meses creció al nivel de ya molestarlo, odiaba correr y que le cubriera los ojos o el calor sofocante en los entrenamientos, para Coco que estaba acostumbrado a tenerlo peinado o siquiera muy corto era parecido a un castigo divino y más lejos de su madre, que era la que lo solía peinar cuando iba a su casa.
Gracias al divino corazón de tanto tiempo que Achuchones pasaba con él le aprendió los peinados a su madre y por eso él lo peinaba ahora mismo.

—A tu mamá le daría un paro cardíaco si te viera así —

Bromeó el castaño tomando otro mechón de pelo y entrelazandolo a la trenza, Coco escupió el humo entre su sonrisa imaginando a su madre con las manos adornadas en su cintura y su rostro de alta reprobación para decirle "¡Santo Dios Coco mírate ese cabello!", esa visión le dió gracia y nostalgia al mismo tiempo, por primera vez en todo el ejército se acordaba de su madre de una forma no negativa y le sacaba un buen golpe de realidad el que ella no estuviera ahí, aunque sea regañándolo por no hacerse bien el cabello. Fue interrumpido por Achuchones que le indicó darse la vuelta al muslo izquierdo para iniciar con las trenzas de ese lado, para cualquiera que los viera ahora mismo pensaría que eran más cercanos a amigos pero la verdad era que Achuchones sabía peinar y Coco no, algo tan simple como eso, claro que el rumor estallaría si se tratará de otro que no fuera Coco por los comportamientos de Achuchones porque, vamos...
¡Es Achuchones!
Pero estando Coco en el papel de "algo más" a ninguno se le ocurriría abrir la boca para soltar nada ¿Por qué? fácil, Coco tenía la fuerza y la decisión de partirles la cara si quería, algo que para todos los demás ositos era serio como una enfermedad terminal, Coco la enfermedad terminal.

—Que suerte tienes de poderte hacer esto Coco, mi cabello se puede ver hermoso y perfecto pero me punza no poderme peinar así —

Soltó con melancolía Achuchones, la melancolía Achuchones no melancolía normal, Coco burlón hizo una risita fumando el final de su cigarro entrecerrando sus labios para contestar.

—Ya suenas como tu madre, "me punza tanto..."—

Achuchones sonrió divertido tomando dos mechones más, riéndose suave y negando con la cabeza.

—Es obvio que sonaría como mi mami sí vivo con ella ¿no crees?—
—¿Recuerdas cuando nos reíamos de como hablaban Besos y mi madre? Decías que hablaban raro y que nunca ibas a hablar así —

Achuchones soltó una carcajada sarcástica que hizo reír a Coco nuevamente, escondiendo su sonrisa con la mano.

—Ya voy para esa edad querido lo más normal es que ya empecemos a hablar así, tu también hablas raro últimamente —
—Qué dices si yo no hablo—
—¡Por eso! Aún me acuerdo de cuando no te callabas nunca, siempre hablando y hablando charlando hasta por los codos, no había persona que te cerrará la boca—

La mención que hizo Achuchones borró lentamente la sonrisa de Coco, tornando la brillante y extensa sonrisa a perlas por una más tímida que dejó de esconderse en sus manos, otro golpe de nostalgia y un poco de tristeza, era verdad porque de niño a eso de los ocho años Coco no era el mastodonte serio y apartado de ahora oh no, era tal cual un niño debe ser juguetón, amable, sonriente, tal vez un poco agotador pero lo indicado para un niño, lástima que a esa edad comenzó con el entrenamiento de Papá y al igual que los gramos de más su efervescencia también desapareció. Achuchones notó el rápido cambio de tono y para no hacerlo incómodo regresó a los chistes.