41

71 7 3
                                    

Lo ameno en la noche se calmó tal cual Coco creyó y todos apenas terminaron de limpiar cada hueso y cuenco fueron a dormirse en sus tiendas respectivas.

Achuchones lo veía confundido cómo si pudiera leer a través de él, el silencio del bosque pausaba por pedazos al que había entre ellos mientras Coco acomodaba el interior de la tienda y así pudieran dormir siquiera un poco, Achuchones observó fijó sus movimientos igual a que si lo investigará pedazo a pedazo, las manos de Coco tensaron la parte baja de la tienda y palmeó el algodón delgado de estás denotando lo más suave para Achuchones, ya lista la tienda salió de ella gateando y aplaudiendo sus propias manos para sacudir el polvo recogido, giró a ver al castaño y resopló.

—Ya está, vamos, a dormir—

Sus palabras fueron pensadas por Achuchones durante largos minutos silenciosos en los que Coco zafó sus botas un poco, no tanto como para dejarse descalzo pero suficiente para poder dormir, mientras desajustaba una de las agujetas la voz de Achuchones se vió envuelta creando el aura nuevamente suspirando de brazos cruzados.

—¿Por qué desapareces en las noches?—

La pregunta tomó por sorpresa a Coco que sin dejar de ponerle atención a sus botas vociferó lentas sílabas sin entender bien lo demás.

—¿De qué hablas?—
—No finjas Coco, siempre desapareces en la noche y regresas cuando ya salió el sol, no es la primera vez que desapareces con el hermano monstruo de Gordi—

Achuchones sonaba enojado y muy serio, Coco buscó un modo de verse ajeno a aquello y con debida calma respondió a su amigo contra el árbol, zafado una bota.

—No me desaparezco con él, lo encontré de regreso con él venado y quiso regresar conmigo, no hay nada más —

Las palabras de Coco no solo buscaban ser sinceras y lo más calmadas posibles, también tenían algo de verdad al final él no le pidió a Azulin acompañarlo ni mucho menos toquetearlo, pero Achuchones no era estúpido eso lo sabía y no se quedaría quieto hasta que demostrará que su versión era real. Palmeó sus manos contra la tela y con la cabeza señaló a Achuchones dentro de la carpa.

—¿Ya podemos dormir?—

Dicho esto el castaño solo lo observó de arriba a abajo, igual a que si fuera un detective pero Coco permaneció lo más quieto y neutral posible, al final de su escaneo bufó harto de la actitud propia y gateo dentro de la carpa tirándose de espaldas en el delgado algodón suspirando apenas su cuerpo estuvo cómodo dejándole espacio a Coco para hacerlo también, él se acostó del lado izquierdo cayendo igualmente de espaldas emitiendo un ronquido doloro por la tierra dura bajo su espalda, Achuchones hizo de sus dedos un tambor en su estómago y miró a la parte de arriba en la carpa justo donde descendían las cortinas de lino barato.
No estaban incómodos por dormir juntos, eso lo hacían desde niños y tenían muy presente el hacer todo tipo de cosas juntos, estaban más incómodos por los problemas de esos días en especial los dolores incesantes en la pierna de Achuchones y las molestias emocionales de Coco, eso era más que nada lo que los hacía sentir ajenos en la carpa. El castaño giró a ver a Coco que ya tenia los ojos entrecerrados y boca arriba respirando tranquilamente con uno de sus pies encima del otro cruzados en un moño simple, Achuchones susurró su nombre.

—Coco ¿aún estás despierto?—

La pregunta del castaño fue respondida con un ahogó de Coco que movió la cabeza de arriba a abajo sin abrir los ojos dándole pauta a Achuchones para que continuara hablando. El otro, entendiendo su "sí" indirecto giró su torso delicadamente hasta quedar cara a cara con Coco sin que él volteara

Your EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora