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Volvió a dónde su compañía debía de estar y sí los encontró, todos habían parecido regarse en un distinto plano ya que no encontraba al Padre o al Sargento ni a Gordi y los gemelos, tampoco estaba Azulin así que Coco dedicó a buscar alguna cara conocida revisando a sus lados encontrando a Blackie y a Pandi tendiendo las carpas además de que las mochilas de todos estaban en el suelo, no debían de estar lejos supuso preguntándose extrañado la razón de que se hubieran detenido, usualmente no se detenían a esas horas y mucho menos si había luz de sol, eso era algo que Caricias maldecía hacer y ni loco lo aceptaría con lo que Coco corroboraba que había algo raro...
Entonces vió a Achuchones llorando contra un árbol y su preocupación escaló.

—¿Achuchones? ¿Qué pasó?—

Corrió hasta el castaño y se agachó a él, el recién nombrado al ver a Coco solo lagrimeo un poco apretando los párpados con muecas de dolor haciendo que Coco lo revisara lleno de preocupación y miedo, alzó sus brazos y el rostro aterrorizado de encontrar un hoyo de bala buscó sangre pero no encontró ningún indicio de que hubiera sido disparado, Achuchones habló a Coco con la voz rota del llanto abriendo sus ojos topaz llenos de lágrimas.

—Es mi pie Coco, me duele mucho —

Coco bajó la vista y se abofeteó mentalmente al ver qué la pierna izquierda de Achuchones tenía pus, su dedo estaba pálido de un tono amarillento soltando chorros de pus igualmente amarilla luciendo como una infección sumamente diferente a las que Coco conocía, el moreno vió esto en una mezcla de curiosidad y miedo atinando a tomar la mano de su amigo con fuerza y acto seguido limpiarle las lágrimas de los ojos tratando de calmarlo.

—¿Por qué no me lo dijiste?—
—No lo sé Coco,me duele mucho no me quieras regañar ahora por el amor de Dios —

Le dijo Achuchones entre lágrimas, Coco limpió la frente del castaño y alzó su cabello tocando la piel de Achuchones, estaba hirviendo en fiebre además de sudar aún más por todos lados, sin dudarlo más Coco movió sus brazos de modo que la chaqueta fuera quitada de él y se la sacó a tirones suaves con cuidado de no lastimar al ya delicado hombre, destapó su cantimplora y la ofreció a Achuchones que rápidamente negó empujando su mano llorando aún con amargura apenas con las fuerzas suficientes para alejar el agua de Coco.

—No seas necio Achuchones, toma agua estas hirviendo debes de ingerir líquidos o te dará una jodida gripe—

Negó de nuevo lagrimeando lastimero tratando de recuperar el aliento, Achuchones era muy delicado en cuanto a heridas se tratara, era lógico siempre fue criado con cuidados extremos y había sido absolutamente mimado por sus sirvientas el no era de los que se caían a diario o tenían raspones en la piel, Coco conocía a su amigo por lo que sería testarudo en cuanto a los métodos le dieran especialmente si eran dolores fuertes.
Colocó la cantimplora entre las manos de Achuchones y con un pequeño tirón de su cabeza hizo que bebiera de ella escuchándolo tragar el agua tibia con dificultad, bajo la cantimplora y un poco de agua escapó de sus labios escurriendo por su cuello hasta el pecho descubierto.

—¿Ves? No era difícil, idiota—

Le dijo el moreno y Achuchones se rió, una risa débil pero muy buena en ojos de Coco, eso significaba que no lloraría más y como un gesto fraternal  palmeó su cabeza acercándose para darle un abrazo corto sobando la parte trasera de su nuca, Coco soltó al castaño alejándose un poco de él para revisar con mejor vista lo demás notando que Achuchones tenía puesta antes una venda, curioso al ver qué la venda fue removida quiso saber quién la había hecho así que no dudó en preguntarle al mareado Achuchones que ya había dejado de llorar poco a poco.

—¿Quién te vendó?—

Achuchones sacudió la cabeza suspirando agitado y con voz temblorosa respondió a su pregunta.

Your EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora