Sabor nuevo

272 8 3
                                    

Audrey

Salimos de casa familiar de los MacKinnon sobre las once de la noche. Somos los primeros en marcharnos del caos que ha resultado ser esta familia.

—¿Estás cansada? —pregunta Jayce deteniéndose antes de llegar al portón del jardín.

—No mucho, ¿por qué?

Los ojos de Jayce me escrutan con curiosidad unos segundos antes de responder. Cuando lo hace, se toca la nariz y desvía la mirada, en una expresión que no puedo descifrar.

—Había pensado que, si te apetece, podríamos acercarnos a una heladería que hay aquí cerca. Es de las mejores de Little Italy y la regentan italianos auténticos. Abren hasta media noche.

Se mete los pulgares en las tablillas de los pantalones y hace un mohín. Su expresión es tan adorable que el corazón se me llena de ternura. Imposible negarle nada.

—Vale. Vayamos. —Puede que tenga el estómago a punto de reventar con todo lo que he comido esta noche, pero siempre hay espacio para un poco de helado.

Jayce sonríe y me pide que le siga por las calles vacías. El frío de noviembre es acusado. Caminamos en un silencio cómodo, cómplice. Y así sigue hasta que el móvil empieza a vibrar frenético dentro del bolsillo de mi abrigo de paño negro.

—Es mi madre —le digo a Jayce al leer el nombre en la pantalla.

—Cógelo —me apremia él.

Respondo la llamada un poco preocupada. No es normal que mis padres me llamen a tan altas horas de la noche. Jayce se aleja un poco para darme privacidad.

—Audrey Simmons, ¿cuándo pensabas decirnos que habías roto con Richie?

El corazón se me atraganta en la garganta al escuchar la voz de mamá, que se salta el saludo de rigor para acribillarme con su pregunta. Miro a Jayce de reojo, para asegurarme que no ha escuchado la pregunta de mi madre. Respiro aliviada al ver que no.

—¿Cómo te has enterado? —pregunto bajando la voz.

—Tu hermana le ha mandado un mensaje a Richie esta tarde felicitándolo por lo popular que se ha hecho su canción en Internet y él se lo contó.

—Ya...

—¿No crees que deberías habernos explicado algo tan importante? Te ibas a casar con él. Llevo semanas insistiendo en que mandes las invitaciones de la boda. Podrías haberme dicho, al menos, ¡que ya no habría boda!

Trago saliva, sintiéndome muy culpable de repente.

—Lo siento, mamá, tienes razón. No quería preocuparos.Suficiente tenéis con el divorcio de Lotta.

—Esa no es excusa, cariño. Tenemos amor y comprensión para las dos. Eres nuestra hija también. —Suspira—. ¿Cómo estás?

Sus palabras me humedecen los ojos y me los limpio con la manga del abrigo.


—Estoy bien.

—¿Y dónde vives ahora? Richie ha dicho que ya no vives con él.

—Eso es una larga historia, mamá, prometo llamarte mañana y contártelo todo. No puedo hablar mucho ahora. — Bueno, todo no podré contárselo, suprimiré la parte en la que fui timada por un estafador que me llevó a compartir piso con mi antiguo compañero de universidad. No quiero provocarle un disgusto a distancia.

Entre Leyes y Pasiones (Libro 4: Saga Vínculos Legales)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora