Audrey
Durante los siguientes días me dedico a empaquetar todas mis cosas. A la semana siguiente, me mudo oficialmente al nuevo apartamento. Jayce intenta convencerme para que me quede usando su lengua en diversas ocasiones, pero a pesar de que consigue doblegarme a su voluntad durante unos segundos, me retracto en cuanto recupero la consciencia. Me encanta despertar a su lado, pero sé que lo más sano para los dos es que empecemos lo nuestro, sea lo que sea lo nuestro, viviendo por separado.
Y así, entre citas con Jayce, trabajo en el despacho y quedadas con Caroline, pasan las siguientes semanas. Dejamos atrás Acción de Gracias y Navidad que cada cual celebra con su familia, lo que supone aguantar preguntas incesantes sobre mi ruptura con Richie de la mía, y juntos damos la bienvenida al fin de año juntos entre las sábanas.
Nuestra relación se ha fortalecido durante este tiempo. Ya no hay espacio para las dudas. Sé que darnos esta oportunidad es lo mejor que podríamos haber hecho. Hemos tardado años, pero, por suerte, nos hemos reencontrado en el momento perfecto.
Ahora, sí es nuestro momento.
***
Dos meses más tarde, me presento en MacKinnon & Asociados con un nuevo acuerdo de divorcio de Minerva Collins en la mano. A lo largo de este tiempo hemos recibido y enviado una decena de propuestas. Ni Jayce ni yo hemos dado nuestro brazo a torcer, queremos lo mejor para nuestros clientes.
Cuando le digo a su secretaria que quiero hablar con él, esta me mira de arriba a abajo con recelo. Me indica que Jayce ahora mismo está reunido y que no está segura de que pueda recibirme luego. Yo le digo que aguardaré en la sala de espera hasta que hable con él sobre mí.
Un rato más tarde, la misma secretaria viene en mi busca y me indica que Jayce puede recibirme. La sigo por el pasillo hasta el despacho de Jayce, al que entro cuando ella me abre la puerta.
La mirada de Jayce me atraviesa y una sonrisa socarrona se dibuja en sus labios. Reprimo una sonrisa de vuelta mientras avanzo hasta él y me siento en la silla apostada frente a su escritorio. Las vistas de Manhattan desde aquí son impresionantes.
—Letrada, qué gusto verla. No sabía que vendría.
Lo dice en serio. En lugar de avisarle sobre mi visita, he preferido hacerla por sorpresa. Aún con la sonrisa escondida, le ofrezco un sobre de papel marrón.
—Señor MacKinnon, he venido a traerle un nuevo acuerdo de divorcio para Minerva Collins. Es nuestra última oferta. Si no la acepta, me temo que tendremos que ir a juicio.
Jayce coge el sobre, pero no lo abre.
—¿Es una amenaza? —Tira su cuerpo hacia delante, apoya las manos sobre la mesa y entrelaza los dedos.
—Para nada. Es una advertencia. No podemos seguir demorando más este asunto. Fue su cliente quién quis odivorciarse de mi clienta.
—Estoy de acuerdo. Prometo estudiar a fondo su nueva propuesta y darle una respuesta pronto —dice distraídamente, fijando sus ojos en mis pechos sin ningún tipo de disimulo.
Reconozco que he desabrochado un botón a mi blusa antes de entrar para que el escote en forma de pico fuera aún más pronunciado. Por lo visto, mi estrategia de distracción funciona.
—Señor MacKinnon, es usted muy poco profesional — digo con una risita—. Mi cara está aquí. —Me señalo el rostro.
Jayce desplaza su mirada hasta mis ojos y sonríe, pero no hay rastro de la expresión socarrona de antes. Sus ojos se han oscurecido y la comisura derecha de su labio se eleva, torciéndole la sonrisa.
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Entre Leyes y Pasiones (Libro 4: Saga Vínculos Legales)
RomanceMe llamo Audrey Simmons, soy abogada y acabo de romper con mi novio, con el que llevaba 15 años de relación. Desde entonces he buscado un piso para vivir en Manhattan, lo que no ha sido fácil. Por eso, cuando me ofrecen la posibilidad de vivir en un...