6 años

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Audrey

6 años atrás

—¿Estás segura de esto, Audrey? —preguntó Caroline, visiblemente preocupada.

Nos encontrábamos en la habitación que compartíamos en Harvard, empaquetando nuestras cosas en cajas. Ambas habíamos terminado nuestras respectivas carreras y ya no regresaríamos al inicio del curso siguiente. Una etapa se cerraba en nuestra vida y una nueva se abría.

—Sí, lo he pensado mucho y creo que es buena idea aceptar la oferta de Richie. Llevamos muchos años viviendo nuestras vidas por separado. Estoy segura de que vivir juntos nos ayudará a solucionar los problemas que tenemos.

Después de nuestra última reconciliación, Richie me propuso mudarme con él a Nueva York. Él tenía un apartamento alquilado allí y había tomado la decisión de establecerse y trabajar en la empresa de seguros de su padre.

Puede que nuestra relación hubiera sufrido muchos altibajos, pero Richie siempre regresaba arrepentido y dispuesto a intentarlo de nuevo. Era alguien en quien podía confiar. No como Jayce, que desde nuestra discusión en el pub no había respondido a ninguno de mis mensajes.

Caroline suspiró. No parecía satisfecha con mi decisión.

—Quiero apoyarte con esto, Audrey, pero me cuesta hacerlo después de haberte visto hecha polvo estos últimos días por otro hombre.

Detuve mis movimientos al instante para mirarla con sorpresa.

—¿A qué te refieres?

—No sería una buena amiga si no te dijera esto: estás enamorada de Jayce. Sé que has luchado con todas tus fuerzas contra estos sentimientos, porque eres leal a Richie. Pero ha pasado, te has enamorado de otro. Y deberías aceptarlo y actuar en consecuencia en lugar de conformarte con una relación que no te satisface.

Sus palabras se convirtieron en dagas que se clavaron en mi corazón. Furiosa, negué con un movimiento de cabeza y seguí llenando la caja de cartón con mis cosas.

—Te equivocas, yo no estoy enamorada de Jayce.

—Sé que te sientes culpable, pero no es tu culpa; no elegimos de quién enamorarnos. Además, él también está enamorado de ti. Yo lo sé. Él lo sabe. Tú lo sabes.

—¡Te equivocas! —exclamé. Cogí el dispensador de cinta de embalar y empecé a sellar la caja—. Jayce no está enamorado de mí. Lleva días ignorando mis mensajes. Está demasiado ocupado en Europa, tirándose a mujeres de todas las nacionalidades posibles.

No era necesario ser demasiado avispada para saber que eso era lo que estaba pasando. Jayce llevaba días subiendo en Instagram fotos y vídeos de los lugares que visitaba en Europa. Finalmente, había decidido hacer ese viaje soñado. Y no solo subía fotos de los lugares. También subía fotos y videos de él rodeado de mujeres. Después de nuestra discusión en el pub, Jayce se había largado, se había negado a responder a mis llamadas y tenía la poca vergüenza de dejarme en visto los mensajes.

Lo odiaba.

Caroline me miró titubeante.

—¿Y si esperas a hablar con Jayce cuando regrese de Europa antes de mudarte con Richie? Creo que os debéis una última conversación.

—No, Caroline. No voy a esperar a Jayce. No voy a ir detrás suyo como un perrito faldero. Richie no siempre se ha portado de la forma más correcta, pero nunca me ha dejado tirada con la palabra en la boca. Además, está dispuesto a sentar cabeza por mí. Se lo debo

—Pero...

—Por favor, Caroline, no sigas. No quiero seguir hablando de esto. Me duele demasiado —le pedí con los ojos llenos de lágrimas—. Me marcharé a Nueva York con Richie y alquilaré un pequeño local donde poder ejercer de abogada para ayudar a los demás, tal como siempre quise.

Caroline asintió comprensiva y yo me limpié las lágrimas con las mangas del jersey. Lo mío con Jayce nunca pasaría. Terminó antes de empezar. Puede que doliera pensar que una de las personas más importantes en los últimos años dejaría de formar parte de mi vida, pero cuanto antes dejara todo aquello atrás y me centrara en el futuro, antes me recuperaría.

Y eso hice durante las siguientes semanas, meses y años. Convertirme en la persona que soy ahora. Y Jayce se convirtió en un recuerdo lejano al que no me atrevería a evocar con frecuencia, porque no hay nada que duela más que un "¿Y si...?" cuya respuesta nunca llegues a conocer.

Entre Leyes y Pasiones (Libro 4: Saga Vínculos Legales)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora