La verdosa mirada de Shira me observa expectante, mientras da un sutil sorbo a su copa de vino y reflexiona al detalle toda la historia con Tom.
Suspira.
—Así que, durante dos meses y medio, te has estado acostando con un magnate de los barrios bajos... que resulta ser un jodido demonio.
Gesticulo un liviano mohín con los labios e imito su acción, bebiendo de mi vino.
Asiento.
—Sí.
—El chico de la discoteca resulta ser un demonio que devora almas humanas.
—Sí.
Sus pestañas revolotean ágilmente, avivándola a terminar su vino de un vasto trago; dicho así, parece que me he escapado de un puto manicomio. Si bien, ella acoge aire con hondura y aprieta sus labios, incitándome a fumar una vez presiento lo que procede a continuación:
—Joder, Sigrid.
Ay, no.
—Sé que debí hacerte caso... Que debí...
—¡Te has estado acostando con un hombre qué podría haberte matado! No... ¡qué trató de matarte! ¿Acaso te has quedado sin inspiración y estabas en búsqueda de nuevas estimulaciones o cómo? ¿Cómo se te ocurre? ¡Te avisé!
Lo sé, lo sé.
—Confié en él, es todo —espeto, anhelando evitar una disputa a cualquier costo; no me siento en condiciones de sobrellevar más negatividad—. Ha sido una estupidez.
—¿Estupidez? ¡Oh, querida mía...! Estás viva gracias a que he mantenido tu alma a salvo de todas las malas intenciones que pueden acecharte —argumenta; su tono de voz rozando la más profunda de las preocupaciones, me aviva a ocultarle mi lloroso rostro con las manos. Shira se me acerca y me abraza—. ¿Cómo se te ocurre ofrecerle tu tan bonito y puro corazón a un monstruo como ése, idiota?
Sollozo, abrazándome impetuosamente a ella durante por unos breves momentos, antes de recapacitar y apartármela delicadamente, disponiéndome a secarme las lágrimas.
—Tenía curiosidad... Sólo era curiosidad... —murmuro, irguiéndome del taburete y acicalándome nerviosamente el cabello, entretanto doy otro vasto sorbo y me carraspeo la garganta, recomponiendo mi voz.
Shira me analiza cautelosamente y suspira de nuevo.
—De todos los hombres que tienes arrodillados a tus pies, ¿tenías qué escoger a un jodido psicópata?
No es así.
—Él no... Conmigo no... —¡Oh! —. Conmigo... conmigo parecía humano.
—Pero tú misma has dicho que...
—¡Lo sé, lo sé! No lo entiendes, él... Joder, él no era malo conmigo.
Maldita sea.
—Oh, joder... —exclama, agilizándome a ladear mi total atención hacia ella; está tensa, aunque puedo apreciar una risita asomándose por su comisura—. Estás enamorada de él.
Advierto de mis ojos desorbitándoseme, inquietándome de mala forma y apurándome a negar avivadamente con la cabeza.
¿Qué? ¡No! ¡Tonterías!
—Qué estupidez.
—Sí, sí lo estás —reafirma, encarándoseme y analizándome de cerca; sus verdes ojos se abren con furor—. Oh, madre mía... Estás loca por él.
ESTÁS LEYENDO
DAEMONIUM [Tom Kaulitz]
Teen FictionElla se encontraba en el mejor momento de su vida; después de tanto esfuerzo y trabajo duro, había alcanzado el éxito esperado. Él rozaba su límite de inmortalidad tras tantos milenios, y se había convertido en un magnate de los barrios bajos de Pa...
![DAEMONIUM [Tom Kaulitz]](https://img.wattpad.com/cover/361301602-64-k174339.jpg)