—Un sueño astral.
La respuesta de Shira, acapara completamente mi atención; ladeo la cabeza con gran curiosidad mientras continúo secándome el cabello con la toalla, y la miro:
—¿Un sueño astral? —repito, sin comprender a qué se está refiriendo.
Tras la última visión, he reflexionado mucho acerca de si comentarle a alguien lo que me ocurre últimamente; he pensado en decírselo a Tom, mas he preferido callármelo y no molestarle con ello. Además, mi anhelo por una voz experta en estos casos, me ha delirado a explicárselo —sin reconsideración— a Shira, la junta directiva perfecta para algo así.
Ella asiente con convicción.
—Sí. Es cuando desconectas de tu estado físico y te adentras a otra dimensión más espiritual, por así decirlo. Los demonios son seres espirituales así que lo más seguro es que, cuando tuviste tu primera toma de contacto con el psicópata aquella noche en la discoteca, es probable que él estuviera utilizando una gran parte de su esencia demoníaca —explica—. Tu alma está protegida por mi magia. Por lo tanto, no sería de extrañar que nuestros opuestos chocasen, se conectasen de algún modo y te mostrasen los recuerdos de su reino como un método de advertencia.
Frunzo el ceño, encaminándome hacia el armario para otear todas mis ropas minuciosamente mientras reflexiono su aclaración; entonces, ¿las visiones qué tengo son debido a la protección que envuelve mi alma?
¿También será normal qué ésa última me pareciese tan real?
A medida que continúo pensando, decido recoger la percha que cuelga el precioso vestido drapeado de satén rojo carmesí, junto con los tacones de sandalia negros.
—¿Y por qué Tom estaría utilizando parte de su esencia demoníaca dentro de una discoteca? —interpelo inocentemente, no tardando en oír la risita irónica de Shira acariciándome los oídos.
Ladeo mi atención hacia ella, observando el cómo finaliza su sensual maquillaje y se acicala los gruesos y brillantes tirabuzones de su larga cabellera; el vestido ajustado de poliéster negro genera una bonita acentuación en su delicada silueta de modelo, mientras los ligeros y finos tirantes, junto al escote de corazón, realza su gran busto deliberadamente.
Está tan guapa, que se me dificulta reaccionar cuando me responde:
—Para cazar, ¿por qué crees sino? —alude, girando en sus talones para poder encararme; sus ojos, rápidamente, se entornan fulminantemente hacia mí en cuanto atisba el vestido que he escogido—. ¡Oh! ¿De verdad vas a ponerte esa arma mortal para ir?
Parpadeo con inquietud y miro el vestido con incredulidad; gesticulo un pucherito inocentón, encogiéndome de hombros posteriormente.
—¿Qué tiene de malo?
Ella me señala con acusación y aprieta sus labios, a medida que examina el cómo me maquillo sutilmente y me recojo el cabello en una cola de caballo alta, resaltando así todas mis ondulaciones castañas, y los pendientes plateados de aro.
—En la cita con Draven te rehusaste a utilizarlo porque no querías llamar la atención. Y con este cabrón no has dudado ni un puto segundo —reclama—. ¡No me lo puedo creer...!
Sonrío con sutileza y me visto cuidadosamente, sorprendiéndome ligeramente con el contraste tan patente que se crea entre la palidez de mi piel y el rojo carmesí. Los finos tirantes, generan un escote en cascada que no alcanza a exhibir el tatuaje de mi tórax, mientras la alta abertura lateral de la falda y su media longitud, les ofrece un bonito volumen a mis caderas y me brinda una gran movilidad.
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DAEMONIUM [Tom Kaulitz]
Teen FictionElla se encontraba en el mejor momento de su vida; después de tanto esfuerzo y trabajo duro, había alcanzado el éxito esperado. Él rozaba su límite de inmortalidad tras tantos milenios, y se había convertido en un magnate de los barrios bajos de Pa...