—Siri.
La voz de Shira me desatiende del puesto de libros que estoy curioseando, incitándome a danzar los ojos hacia ella; sus pupilas brillan como la luna llena en una noche estrellada, mientras se acerca a mí con una gran cuantía de bolsas portando en sus manos.
Mis pestañas revolotean.
—Pero ¿qué tanto has comprado? —río, apresurándome en auxiliarla con la carga para que pueda enderezarse correctamente.
Ella amplía su sonrisa.
—Muchas, muchísimas cosas —asegura—. ¿Qué tal? ¿Contenta?
Asiento y ojeo nuestro alrededor; es desmesurada la cantidad de carpas con temática de época medieval que aún nos queda por ver. Mas, he de decir, que es agradable ver a tantas personas paseando con disfraces acordes al asunto.
Retomo mi atención sobre Shira; ha decidido vestirse con una sedosa blusa de color blanco —cuya resalta su figura con el corsé negro— y unos pantalones oscuros y ajustados, junto a unas botas. Su rizado cabello, acicalado en un detallado recogido, permite que el verde de sus ojos sea más llamativo.
Sonrío, satisfecha.
—Es divertido, hay un montón de artesanía y libros.
Su cuerpo brinca con ligereza, sin contenerla de la emoción.
—¡Lo sabía! ¡Sabía qué te gustaría! ¿Y qué me dices del "Mito de los herederos del Caos"? ¿También te ha gustado la obra?
Afirmo con la cabeza, simulando otra sonrisita; no sabía que un teatro de dibujos pudiese ser tan interesante, aunque, no negaré que éste me ha embelesado totalmente. Sobre todo, cuando la imagen de Tom se ha evocado en mi mente a medida que el cuento transcurría; la impresión de que él tiene algo que ver con la historia, ha sido irremediable.
¿Quizá la obra relataba algún semblante que le inmiscuya? Quién sabe, mas el que trate de dos hermanos, ha sido sospechoso. A más, en el hipotético caso de que fuese así, ¿significa —entonces— qué Tom es una especie de príncipe de las tinieblas?
Basta, basta.
—Me ha encantado, ha sido interesante —respondo con agilidad, tratando de que mis pensares se alejen de él.
Shira me abraza entre brincos alegres.
—¡Genial! ¡Gracias por acompañarme, me hacía muchísima ilusión!
Su alegría me incita a reír.
—Ha sido una maravilla que justo cayese en mi semana de vacaciones.
Sus verdes ojos se posan fijamente sobre mí, entretanto su cabeza asiente con firmeza; si bien, no demoro en distinguir una mueca desconcertante en su rostro.
—Sí, pero ¿por qué una semana? Tienes vacaciones acumuladas.
Cierto.
Me encojo de hombros, mientras paseamos entre los puestos y los ojeamos por encima; no obstante, el intenso brillo de un decorado de cabello, me detiene los andares.
Oh.
—Quería centrarme en familiarizarme con el nuevo puesto, y adelantar todo lo que pudiese para no estresarme —sincero, ladeando la cabeza sin apartar mi vista del adorno; un alargado filamento decorado con flores blancas artificiales, y perlas níveas con brillitos.
—¿Quieres probártelo?
La súbita voz del chico del puestecito, me despierta del ensimismamiento; sacudo todas mis ideas y mis pestañas revolotean, ayudándome a volver en mí. Levanto la mirada hacia él; sus ojos son de un color miel llamativo y su cabello, con leves ondulaciones, de un tono rubio, el cual está recogido en una coleta desaliñada. Los mechones sueltos que preceden, ocultan ligeramente los lunares de su rostro, mas no la bonita y radiante sonrisa que me ofrece.
ESTÁS LEYENDO
DAEMONIUM [Tom Kaulitz]
Teen FictionElla se encontraba en el mejor momento de su vida; después de tanto esfuerzo y trabajo duro, había alcanzado el éxito esperado. Él rozaba su límite de inmortalidad tras tantos milenios, y se había convertido en un magnate de los barrios bajos de Pa...