Extra, parte III

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Y entonces llego el tercer año de James.

Habiendo transcurrido sus primeros dos años con sus respectivas vacaciones, James ya sentía una familiar rutina con todo eso. Le gustaba el ritual anual de hacer sus compras escolares, donde era especialmente cuidadoso comprando los ingredientes de pociones, con ayuda de Draco, ya que compartían esa predilección por las pociones. Harry siempre admiraba los nuevos modelos de escobas y se ofrecía a comprarle una, pero James no estaba nada interesado en el quidditch. Teddy, en cambio, cada año recibía la versión más moderna, aunque intentara negarse amablemente. Harry estaba sumamente orgulloso del desempeño de Teddy como jugador.

-La escoba no define al jugador-Insistía su padre-. Creo que les ganarías a todos montado sobre mi vieja nimbus 2000. Pero es una buena herramienta.

Teddy se ruborizaba ante esos cumplidos, murmurando que eran exageraciones y James lo fastidiaba por ello, sabiendo que en el fondo su amigo era feliz por toda esa atención. Además de su abuela, Teddy no tenía más familia, razón por las que los acompañaba en esas mañanas de compras en el callejón Diagon. Andrómeda insistía en que cada vez soportaba menos la gente y las muchedumbres.

Y así, James se encontró ante el muro que atravesaban para llegar a la plataforma 9 ¾, empujando su carrito lleno de equipaje. Sus padres iban detrás suyo, Harry pasando un brazo sobre los hombros de su esposo mientras lo oía hablar sobre algo, con una expresión de tanto cariño que nadie diría que llevaban tantos años juntos. Nunca parecían aburrirse el uno del otro.

Repentinamente James se detuvo, cerca de colisionar contra Teddy, quien se había detenido abruptamente.

El chico se había detenido frente al muro, completamente común a la vista, contemplándolo con una extraña expresión nostálgica.

-Voy a extrañar esto-Fue lo único que dijo, con un tono embebido de nostalgia, tras lo que dedico una corta sonrisa a James y se adelantó para atravesar el muro.

Entonces las palabras de Teddy cobraron sentido y James sintió como un hormigueo le recorría la espalda, similar a un baldazo de agua fría y se encontró paralizado, boqueando en su lugar como un idiota.

James había olvidado completamente que ese era el último año de Teddy. Si hubiera puesto más atención, quizás algunas conversaciones tuvieran más sentido sabiendo eso, pero en alguna parte de su subconsciente, estaba convencido de que, como a él, a Teddy le quedaban años en Hogwarts por delante. A veces olvidaba los años que los separaban, acostumbrado a la camarería entre ellos y que Teddy, aunque fuera algo protector con él, lo tratara como a un igual. Pero a veces se veía obligado a recordar que los separaban cuatro años, que en ese momento parecían una distancia inabarcable.

Teddy se iría de Hogwarts para nunca volver. No más compartir vagón hasta Hogwarts, costumbre que se había mantenido desde su primer año, comer ranas de chocolate, desayunar tostadas mirando el lago, escabullirse por pasadizos que solo ellos conocían, ni vitorearlo en sus partidos, aunque no fuera de su equipo. Todo eso, que de alguna forma había creído que duraría para siempre, estaba cerca de acabarse. Teddy estudiaría una carrera, haría amigos nuevos, crecería y se olvidaría de él.

Draco lo saco de su trance colocándole una mano en el hombro.

- ¿James? Llevas un minuto mirando el muro. Perderás el tren.

- ¿Estas bien, hijo? -Pregunto Harry, observando la expresión contrariada de James.

Este suspiro largamente antes de mascullar un y atravesar el muro. Sus padresintercambiaron una mirada silenciosa dee desconcierto.

Cuando James finalmente atravesó el muro, se encontró con el bullicio habitual de la estación de King's Cross. El sonido de las voces, el chirriar de los carritos y el silbato lejano del tren llenaban el aire. Teddy se había perdido entre la multitud y no había señales de él.

La Tregua [Harco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora