Eran más de las siete y el sol se estaba ocultando cuando Harry volvió al castillo acompañado por Hermione.
Un clima de alegría reinaba entre ellos, ya que siempre era agradable pasear por el pueblo.El que no estaba de humor para nada era Ron. Estaba enfurruñado delante de un plato lleno de comida y solo gruño cuando se sentaron con él. Hermione estaba visiblemente incomoda, así que prefirió fingir que no lo había visto y se sentó al lado de Harry.
-Lavender está furiosa conmigo por cancelar la cita-Les conto Ron. Harry puso cara de sorpresa, esperando verse convincente, ya que no iba a decirle que la había visto paseando con otro-Pero me arrepiento de haberla invitado a salir.
Hermione le sonrió y él le devolvió la sonrisa. Pronto estaban hablando los tres con normalidad, como siempre. Hermione le conto la cita de Harry a Ron, pues el de anteojos no pensaba contarlo otra vez.
Su amigo se seguía riendo mientras subían a la torre de Gryffindor y Harry se abstuvo de recordarle que él ni siquiera había tenido una cita, pero prefería evitar nuevas peleas y lo dejo reírse.La sala común brillaba por los fuegos de las chimeneas y ropa de alumnos colgaba delante para secarla después de la torrencial lluvia. Harry sonrió recordando el hechizo de Malfoy, que al parecer ninguno de los de Gryffindor sabían hacer.
Sus amigos se fueron a sus dormitorios, pero Harry era consciente de que tenía tarea acumulada y se puso a inventar sueños para el diario de la profesora Trelawney, una tarea que consideraba totalmente inútil, pero el método inventado por Ron en tercer año era muy efectivo, ya que le bastaba con poner un par de accidentes y eso le encantaba a la chiflada profesora.
Después empezó una redacción para la profesora McGonagall. El tiempo se le fue pasando y cuando se levantó no quedaba nadie más en la sala común. Se desperezo e iba a subir a su dormitorio, pero lo sobresalto un golpe.
Un golpe en el retrato de la dama gorda.
Alguien había descargado su puño contra el retrato como si se tratara de una puerta ordinaria. Harry frunció el ceño ¿Quién golpearía una puerta sabiendo que era mágica?
Escucho a la dama gorda quejarse y saco la varita. Quizá era un alumno de primer año que se había perdido y había olvidado la contraseña. Pero por si acaso abrió el retrato con la varita en la mano.
La dama gorda discutía con alguien sentado en el suelo frotándose el puño después de haber golpeado la puerta maciza.
Harry dirigió la varita hacia él y susurro ¡Lumus!-¡Me golpeo como un vulgar muggle!-Se quejó la dama gorda, fulminando con la mirada al chico que yacía en el suelo sentado de forma bastante poco elegante.
-¿Malfoy? ¿Qué demonios?-Entonces se acercó y sintió el hedor a alcohol que despedía el rubio.
-¡Potter! La puerta no me deja pasar-Se quejó Malfoy, indudablemente ebrio.
-¿Estas borracho?
-¡No! Pa… para nada-Se intentó poner de pie y se tambaleo peligrosamente.
Harry se acercó a él suspirando. Nunca había lidiado con alguien ebrio y a juzgar por el olor, Malfoy estaba muy ebrio. No sabía que se suponía que debía hacer, pero no lo podía dejar es ese estado en el pasillo.
Lo ayudo a levantarse y el rubio se aferró a él para no caerse. Harry paso el brazo del rubio por sus hombros y lo obligo a caminar. Las mazmorras de Slytherin estaban demasiado lejos para arrastrarlo hasta allí y no sabía cómo pasar. Y Malfoy en ese estado no debía ser capaz de recordar una contraseña.Sin más opción lo arrastro a la sala común. Draco no colaboraba mucho, ya que arrastraba los pies con los ojos semicerrados. Parecía que en cualquier momento caería dormido, lo que no extrañaría a Harry.
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La Tregua [Harco]
FanfictionHarry y Draco siempre fueron enemigos, ¿Verdad? Llega quinto año y Harry se encuentra con una sorpresa al volver a Hogwarts: Su mayor enemigo no parece odiarlo como antes. 《Y pensar que todo habia empezado por una tregua》 Créditos de la hermosa...