Tal como había predicho Draco, El profeta se dio un festín con la noticia de su embarazo.
Como también habia dicho, llegado un momento le fue imposible ocultarlo. Un abrigo amplio ya no era capaz de ocultar su barriga de siete meses. Aunque más pequeña que la de una bruja, era notoria y cualquiera que sumara dos más dos, comprendería lo sucedido, aun si costaba creerlo.
Harry estaba seguro de que los fotógrafos del dichoso periódico los habían descubierto él día que llevaron a Teddy al parque de diversiones en el mundo muggle. Draco llevaba un poderoso glamur para ocultar su embarazo de los ojos de los muggles, pero su magia, débil por ayudar a gestar al bebe, no era suficiente para ejecutarlo perfectamente. Ningún muggle podría ver a través de él, pero cualquier mago medianamente bueno sería capaz de notar el hechizo y ver lo que habia debajo.
Aun así, este insistió en ir, insistiendo en que era el cumpleaños de Teddy y merecía un poco de diversión, así como el mismo. Los últimos meses, desde que su barriga era notoria, los habia pasado mayormente encerrado en la casa mientras Harry trabajaba. El hombre sabía que Draco estaba frustrado por su imposibilidad de trabajar o hacer hechizos complejos, así que accedió a escoltarlos al parque.
Teddy parecía estar pasando el mejor momento de su vida, aferrando una mano de Draco y con un algodón de azúcar en la otra.
— ¿Cómo dijiste que se llamaba eso? —Pregunto Draco, mirando con desconfianza la esfera rosada y suave.
—Algodón de azúcar—Repitió Harry, sonriendo.
—Se ve asqueroso.
—Si no lo probaste, no puedes saberlo—Canturreo Teddy, con restos rosas pegados alrededor de la boca.
Mientras dejaban al niño montarse en el carrusel y Draco sostenía el algodón de azúcar con desconfianza, debieron tomarles la fotografía que al día siguiente estaba en cada periódico o revista de chismes.
—0—
No fue hasta el día siguiente que se enteraron, cuando Hermione entro repentinamente por la chimenea, sobresaltándolos. Harry lucía un delantal de cocina e intentaba seguir las instrucciones de Kreacher para cocinar una salsa aceptable mientras Draco leía en el sillón cómodamente, lanzándole miradas burlonas a su prometido de vez en cuando.
Cuando la chica entro, la contemplo con sorpresa al verla cargada de periódicos y revistas, mientras que Harry la recibía gustoso de encontrar algo para escapar de su clase de cocina. Sin embargo, pronto vieron su mueca de preocupación.
—Esto no les va a gustar—Fue lo primero que dijo, dejando caer los papeles sobre la mesa.
Basto que vieran la portada de El profeta para que supieran a lo que se refería. Draco sintió como su mano temblaba cuando estiro la mano para verlo con detenimiento, con Harry leyendo sobre su hombro.
— ¿Potter estafado perversamente? —Pregunto con incredulidad al leer el diario—, oh, por supuesto. Rita Skeeter.
Furioso, abrió con brusquedad el diario en la página indicada para leer, sus ojos agrandándose más a cada instante.
—… el ex-mortifago va por una nueva táctica para engañar al iluso salvador del mundo mágico…—Leyó Harry, arqueando una ceja—, y… ¿sospechas del uso de Amortentia? Esto es basura—Gruño, arrebatándole el periódico y lanzándolo sin miramientos al suelo para apuntarlo con su varita e incinerarlo.
Draco, sepulcralmente callado, se limitó a aferrar el siguiente periódico en la montaña que Hermione habia traído consigo. En la plana, podía distinguirse a Draco y Harry tomados de la mano, con el glamur prácticamente sin funcionar, dejando ver su vientre prominente.
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La Tregua [Harco]
FanfictionHarry y Draco siempre fueron enemigos, ¿Verdad? Llega quinto año y Harry se encuentra con una sorpresa al volver a Hogwarts: Su mayor enemigo no parece odiarlo como antes. 《Y pensar que todo habia empezado por una tregua》 Créditos de la hermosa...