[27] El corazón duele más que una nariz rota.

17K 1.7K 877
                                    

Una vez en el expreso de Hogwarts, una extraña familiaridad envolvió a Harry.
Ron y Hermione se habían ido al vagón de prefectos y Ginny lo habia dejado para irse con Michael Córner, su novio. Notó una punzada de fastidio cuando la vio alejarse haciendo oscilar su roja cabellera. Durante el verano se había acostumbrado tanto a la compañía de Ginny que casi había olvidado que, en el colegio, ella no andaba mucho con él, ni con Ron o Hermione.

Entonces parpadeó y miró alrededor: estaba rodeado de niñas que lo miraban cautivadas. Les devolvió la mirada con fastidio y hecho  andar, rogando por encontrar un compartimiento vacío.

Mientras se abría paso entre la multitud de estudiantes, se golpeó de improviso contra una chica rubia que llevaba una túnica negra y un broche de serpiente engarzado en el cabello. Al igual que el parecía caminar rápidamente para alejarse de la multitud.  Tenía expresión de fastidio cuando lo fulmino con la mirada.

-Lo siento-Dijo Harry cansinamente.

-¡Mira por dónde vas!-Le espeto antes de alejarse con su larga cabellera rubia balanceándose.

A Harry le parecía conocida, pero no acertaba a recordar de donde, así que siguió su camino. Agradeció cuando se libró de las miradas entrando a un compartimento con Neville y Luna.

Por desgracia parecía que su popularidad habia subido después del incidente en el ministerio, ya que a cada rato pasaban chicas mirándolo coquetamente, provocando que Neville se riera de él, mientras que Luna estaba demasiado distraída para darse cuenta.
Una chica, especialmente confianzuda que dijo llamarse  Romilda Vane lo intento invitar a su compartimiento, pero Harry se negó sin dudarlo.

Horas más tarde, cuando Ron y Hermione habían regresado hacia mucho, una niña se volvió a asomar, aunque para alivio de Harry solo le dejo una nota antes de irse, que no iba dirigida a él, sino también a Neville. El pergamino era una invitación a cenar de parte de Slughorn, en nuevo profesor que Harry habia logrado convencer de regresar a  Hogwarts en compañía de Dumbledore.

Cuando llegaron al compartimiento C, enseguida advirtieron que no eran los únicos invitados de Slughorn, aunque, a juzgar por la entusiasta bienvenida del profesor, Harry era el más esperado.

-¡Harry, amigo mío! -exclamó Slughorn-. ¡Cuánto me alegro de verte! ¡Y tú debes de ser Longbottom!

Neville, que parecía muy asustado, asintió con la cabeza. Siguiendo las indicaciones de Slughorn, los dos muchachos se sentaron en los únicos asientos que quedaban libres, junto a la puerta.

Harry miró a los otros invitados y reconoció a Blaise, que miraba el techo con aburrimiento; también había dos alumnos de séptimo a los que no conocía, y, apretujada en el rincón al lado de Slughorn, estaba Ginny, con aspecto de no saber muy bien cómo había llegado hasta allí.

-Bueno, ¿ya los conocéis a todos? -preguntó Slughorn a Harry y Neville-. Blaise Zabini asiste a vuestro curso, claro…

Zabini no los saludó ni dio muestra alguna de reconocerlos pese a que conocía bien a Harry y habia compartido las reuniones de ED con Neville. Aun así a Harry no le extraño, considerando lo que debía pensar de el si Malfoy le habia contado la verdad.

La reunión era como Harry había sospechado: todos los que se encontraban allí parecían haber sido invitados porque tenían relación con alguien famoso o influyente; todos excepto Ginny. Zabini, a quien Slughorn interrogó después de McLaggen, resultó ser hijo de una bruja célebre por su belleza (por lo que Harry entendió, la bruja se había casado siete veces y sus siete maridos, muertos de forma misteriosa, le habían dejado montañas de oro). Blaise no cambio su expresión de odio en ningún momento y a Harry le llamo la atención la falta de su conocido humor.

La Tregua [Harco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora