[38] El final de la guerra.

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La inconfundible voz de Voldemort se arrastró hasta sus oídos, deslizándose dentro como una escurridiza serpiente. Draco sintió la tentación de taparse los oídos, tentación que creció al oír lo que decía.

—Harry Potter está muerto. Le maté mientras huía, intentando salvarse mientras vosotros sacrificabais vuestras vidas por él. Traemos su cuerpo como prueba de que vuestro héroe ha muerto.

»La batalla está ganada. Habéis perdido a la mitad de vuestros combatientes. Mis mortifagos os superan en número, y El Chico que Vivió está acabado. La guerra debe acabar. Cualquiera que continúe resistiéndose, hombre, mujer, o niño, será masacrado, al igual que cada miembro de su familia. Salid del castillo ahora, arrodillaos ante mí, y seréis absueltos. Vuestros padres e hijos, vuestros hermanos y hermanos vivirán y serán perdonados, y os uniréis a mí en un nuevo mundo que construiremos juntos.

Si Draco hubiera podido, se hubiera arrancado el corazón para no sentir el dolor que lo atenazo desde dentro. No podía ser cierto. Hacia menos de dos horas él lo habia visto con vida. ¿Acaso Harry se habia entregado?

Vio como la gente corría hacia las puertas y se dejó llevar por la multitud, sin ver ni oír lo que sucedía a su alrededor. En lo único que podía pensar era en Harry, su risa, la expresión sincera en sus ojos cuando habia dicho por primera y última vez te quiero.

Pero no pudo ignorar a los mortifagos cuando avanzaron hacia Hogwarts. En medio de ellos destacaba Voldemort, con su horrendo rostro de serpiente y el semi-gigante con un cuerpo en brazos. Si aquello era posible, su corazón se volvió a romper cuando vio al chico del que estaba enamorado muerto.

No fue capaz de oír nada hasta que lo llamaron por su nombre. Era vagamente consiente de que Voldemort estaba hablando, diciendo mentiras horrendas sobre Harry, su Harry, pero no se sentía capaz de mover un solo musculo. Lo único que deseaba era dejarse caer en el suelo y morir en el acto.

Pero cuando vio el rostro de su madre, aliviada por verlo con vida, no lo pensó demasiado. Cuando ella lo llamo, travesó el espacio entre los dos ejércitos, la tierra de nadie, para dejarse caer en sus acogedores brazos. No le importo el bando ni donde se encontraban. Solo necesitaba un abrazo de su madre y olvidar todo de nuevo.

Narcisa, después de apretujarlo en sus brazos con fuerza, lo separo de su cuerpo unos milímetros para susurrar en su oído suavemente.

No pierdas la esperanza—Fue todo lo que dijo.

Pero Draco ya la habia perdido cuando haba visto a Harry muerto. No habia persona que le pudiera devolver a Harry y a su esperanza.

Sin embargo, Narcisa parecía referirse a otra cosa. Lo comprendió cuando, después de que repentinamente Neville Longbotton decapitara a la serpiente de Voldemort, Harry salto de los brazos de Hagrid y se puso de pie con la varita en alto para proteger a Neville.

El corazón casi se le salió del pecho cuando volvió a latir con fuerza y sintió la necesidad de gritar de felicidad al ver a Harry vivo. Este, sin embargo, enseguida desapareció debajo de la capa invisible. Pero no le importó. Estaba vivo. Su esperanza habia vuelto con él.

Mientras una batalla estallaba a su alrededor, sintió como su madre tiraba de el en dirección al castillo, en un intento de llevarlo a un lugar más seguro. Él se resistió, pese a no tener varita. Debía permanecer cerca de Harry.

Y como si pudiera oír sus pensamientos, mientras Voldemort se batía a duelo con tres magos a la vez, Harry se sacó la capa a su lado, materializándose de la nada. Fueron tantas las emociones que sintió Draco que por unos segundos no supo que hacer. Entonces, Harry se abalanzo sobre él, ignorando a Narcisa Malfoy. Después de todo, estaban en la mitad de una batalla.

La Tregua [Harco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora