[22] Los Black son una apuesta segura.

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-Guau, ¿en serio es tu padrino?-Pregunto Harry sorprendido.

En clase de pociones los habían castigado por culpa de Draco, que le había enviado una nota voladora en medio de la clase.
Snape se había dado vuelta justo a tiempo para ver como llegaba a Harry, aunque por suerte no había visto quien se la había enviado. Se la arrebato con un simple ¡Accio! ante la mirada horrorizada de Malfoy.

Cuando Snape la fue a abrir, el rubio salto de su pupitre y se la arrebato de las manos. El profesor, indignado, los había obligado a quedarse en el aula después de clases.

Se suponía que tenían que limpiarla hasta dejarla reluciente... sin magia, pero en cuanto Snape había cruzado la puerta, Malfoy había encantado a unas escobas para que hicieran el trabajo.

Harry sabía que el castigo hubiera sido peor si no se tratara de Malfoy, el consentido de Snape.

-Sí, es amigo de mi padre y lo nombraron mi padrino-Respondió el rubio.

Ambos estaban sentados en el piso, Harry con la espalda contra la pared y Malfoy con la cabeza recostada en las piernas cruzadas de Harry.

-Snape de padrino... que espanto-Harry fingió un escalofrió.

-No es malo-Lo defendió el Slytherin ante el sorprendido Harry-Conmigo siempre fue muy bueno.

-Pff, si tú lo dices... aunque prefiero a Filch como padrino.

-Cállate, Potter.

-Cállame.

-Idiota-Le respondió el rubio sin moverse de su cómoda posición, ganándose un tirón de pelo. Harry llevaba un largo rato acariciando su sedoso pelo, más suave que el de cualquier chica. A Draco parecía gustarle, ya que había cerrado los ojos, pero Harry detuvo las caricias, fingiendo estar enfadado.

-¡Que poco romántico!-Se quejó. El otro por fin se sentó mirándolo con una ceja alzada.

-¡Que infantil!-Dijo imitando el tono del pelinegro-Potter... si no te conociera diría que tienes doce añ...

Harry no lo dejo continuar, aprovechando que se había erguido, lo acerco hacia si para besarlo.

En un principio, el beso fue lento y pausado, pero, cuando la lengua de Harry chocó contra la de él, el ardor en sus cuerpos les hizo reaccionar llenándoles de pasión. Sin poder resistirlo, Draco levantó sus manos y enredó sus dedos entre el rebelde y oscuro pelo de su novio, que al notar sus dulces caricias se dejó hacer. Nunca nadie le había acariciado con tanta delicadeza y dulzura.

Atrayéndolo hacia él, Harry quedó pegado a su cuerpo. Sus besos y sus caricias le gustaban demasiado, quería más, necesitaba más.

De esa forma los encontró Snape cuando abrió la puerta bruscamente, Malfoy sentado sobre las piernas estiradas de Harry mientras el odioso Potter le metía la lengua a su ahijado hasta la campanilla.

Lo peor fue que estaban tan concentrados en el beso que no se percataron de su presencia. Cuando Snape oyó un pequeño gemido de Draco contuvo el impulso de hechizarlos y carraspeo.

Los chicos se separaron bruscamente y enrojecieron a la par. Malfoy se alejó de Harry tanto como pudo, en un intento de disimular lo indisimulable.

-¿Podrían explicarme...-Pregunto Snape con su voz más gélida-... porque les ordeno limpiar el aula, sin magia, y cuando vengo, no solo hechizaron las escobas, sino que aprovechan un castigo para... meterse mano?

La Tregua [Harco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora