EL ÚLTIMO ACTO.

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Esa noche Neji se fue a la cama con la cabeza llena de preguntas. Presentía que su padre tenía una intención detrás con todo lo que había hecho esa noche y sabía que había una razón por la que ahora su enfoque era la especie de relación que él tenía con Sakura.
Tenía que pensar con cuidado, porque en primera instancia hubiese aunado todo al deseo de Hyzashi por ocultar a Sakura y al escándalo en lo más profundo de la tierra pero ahora eso no podía aplicarse, porque frente a todos había hecho a Neji entregar un anillo a la joven Haruno y también le había dicho que solo lo había hecho por guardar apariencias.
Aunque Ten - Ten era solo su amante, por qué la había deshechado así de fácil y en presencia de él y de Sakura, cuando en otro tiempo, lo más lógico era que quisiera evitar cualquier humillación a Ten - Ten.
Sakura, acostada en otra cama pero en la misma habitación que Neji, tampoco dormía y también se preguntaba cuál sería el otro golpe que el jefe de esa familia deseaba dar.
Mientras ellos estaban ya a resguardo de las paredes de una pieza, Hyzashi y Ten - Ten seguían en la sala, solos, sentados uno frente al otro y con las luces encendidas.
-¿Y ahora qué sigue? - preguntó la joven al hombre que la miraba sin expresión.
-Para ti no lo sé. - le respondió él. - Creo que fui bastante claro con todo lo que dije hace un momento.
-Entonces era cierto. - dijo ella con una desilusión que casi podía palparse.
-Por supuesto.
-¿Cuál es tu siguiente movimiento? - quizo saber ella con genuino interés.
-¿Cuál es el tuyo? - devolvió él de inmediato.
-¿Quieres saberlo de verdad?
Hyzashi negó con la cabeza.
-No importa. - contestó Ten - Ten resignada. -Solo necesito que me dejes permanecer en esta mansión por hoy.
-Si eso quieres, que así sea. - terminó Hyzashi elevando una ceja.
Dicho esto el hombre se levantó y se marchó. Pero no a su habitación.
En cuanto lo vio abandonar la sala, Ten - Ten pensó en preguntarle a dónde se dirigía. Sin embargo, recordó que ella ya no tenía por qué querer conocer esa información.
Hyzashi inició su caminata por Konoha en silencio, pero sabía muy bien a dónde iba.
En los bares y restaurantes de la aldea la ciudad vivía y el hombre entonces, en uno de estos bares se acercó a un seguridad.
-Quiero cerrar este lugar ahora mismo para una celebración privada. - El hombre encargado del cuidado del lugar, no lo tomó muy enserio. - Tengo mucho dinero-,intentó una segunda vez mostrando un gran fajo de billetes. - así que busca al dueño.
El aludido entonces dio media vuelta y con la mirada localizó a otro de sus compañeros a quien enseguida hizo una señal con la mano. El segundo en cuestión primero arrugó el entrecejo pero luego asintió y desapareció al fondo del local.
Cuando volvió, lo hizo con el dueño.
-Buenas noches. - saludó el dueño levantando la palma de la mano. - Me dijeron que desea hablar conmigo.
-Así es. - contestó Hyzashi. - De hecho dije algo más que eso pero veo que el personal que tiene en este lugar no es tan eficiente.
-Le ruego que no insulte a mi personal. - contestó el hombre con firmeza.
El padre de Neji Hyuga le mostró la cantidad de dinero que traía consigo y le habló de su deseo de cerrar el local por esa noche.
Así fue como los presentes fueron despedidos a sus casas incluso con reembolsos si la situación lo requería y el único ocupante del sitio dentro de muy poco tiempo fue el señor Hyuga.
El padre de Neji disfrutó un buen rato embriagandose, pero después supo que algo más hacía falta para amenizar su noche.
-Quiero saber si puedes conseguirme una dama de compañía. - comentó Hyzashi al dueño luego de invitarle un par de copas.
-Por supuesto. - contestó este riendo con complicidad. - Las meseras del lugar pueden hacer lo que quieras por una buena propina.
Las llamaré a todas y las pondré en fila para que elijas a quienes quieras que amenicen tu noche.
Hyzashi se puso de pie para poder verlas a todas por completo.
-No quiero a nadie demasiado flaca. - dijo eliminando a una.
El dueño hizo un ademán con la mano a la chica para que saliera de la fila y volviera al trabajo.
-Necesito a alguien con grandes pechos, sí. - declaró.
Una de las jóvenes entonces se sentó a su lado, asegurándose de que sus pechos fueran la parte de su cuerpo que más roce tuviera con él.
-Otra más que tenga buenas piernas. - fue otro de sus requerimientos.
Así otra mujer se sentó al lado contrario de la chica anterior. Y una vez que la necesidad de cuerpos tal y como él los deseaba se cumplió, a una más le comentó:
-Si tuvieras una compañera de trabajo con el cabello rosado, eso sería perfecto.
-Lo siento señor. - contestó la joven, pero no tengo a nadie con ese color de cabello. No obstante, hay algo que podemos hacer por usted, y es colocarle una peluca de dicho tono a la chica que usted escoja.
-¿Qué tal tú? - inquirió Hyzashi con una sonrisa de devorador. - Una vez que te la coloques te subirás a la mesa y me harás un baile sensual.
Si me dejas ver todo de ti, te daré un buen dinero. Y si me dejas tocar, la recompensa será aún mejor.
Al escuchar sus palabras, la joven se sonrojó y mirando al dueño del lugar, comenzó a cumplir las órdenes del hombre una a una.
Cuando el dueño del lugar supo que la situación escalaría a algo más íntimo, entregó a su mejor cliente de esa noche unas llaves para abrir un cubículo privado.
Entretanto en la mansión de los Hyuga, Ten - Ten apagó la luz de la sala y se recostó en el sofá pensando en lo mucho que la mente de su ahora ex - amante se había salido de control.
Hyzashi parecía un loco con una tranquilidad inquietante.
En el silencio del hogar, la joven pensó en salir a buscarlo por Konoha. Pero sabía que de hacerlo, si lo encontraba, él la echaría igual.
La muchacha se mordió las uñas pensando en si debía llevar a cabo su plan, esperaba que fuera rápido y además era probable que no volviera a ver a los Hyuga después de eso.
Estaba segura de que a Hyzashi no le importaría cuando se enterara y Neji quizás la odiaría pero a estás alturas no había algo que le diera más igual que el odio del hombre al que amaba.
-Claro que estoy de acuerdo en que tú hijo lleve tu apellido si así lo deseas. - Sakura le respondía a Neji sobre la plática que por no poder dormir, los dos habían iniciado.
-Gracias. Creo que esa es una buena noticia entre tantas cosas que han pasado hoy.
-Te lo diré como amigos Neji. Muy seriamente.
Tu padre está loco, enfermo de poder, de control y obsesionado con un prestigio que no sé si sea tan grande como él lo hace ver.
Lo mejor que puedes hacer es esperar que nazca este niño y apenas puedas, escapar de tu padre.
La verdad no creo que te traiga nada bueno seguir en contacto con él.
-Todavia no puedo creer lo de él y Ten - Ten.
-Suerte la tuya que te enteraste de esa forma y no los descubriste, como me pasó a mi.
Me tomó mucho tiempo quitarme esa imagen de la cabeza.
Pero si quieres un consejo no te atormentes por algo así. Sé que suena estúpido pero en la bruma del desamor pueden cometerse actos que después nos hacen arrepentirnos.
-Ella no se arrepentía.
De no haberlo soltado tu, ellos no lo hubieran confesado.
-Si me lo preguntas todo parecía estar oculto como en una olla de presión. O como un globo a punto de pincharse.
Uno de los dos deseaba que todo se supiera.
-¿Crees que se verdad mi padre no se haya enamorado de Ten - Ten?
-Eso es algo que tratándose de tu padre, nunca podremos saber. Pero sí creo que deberías hablar con Ten - Ten.
-Verla es lo último que deseo hacer.
-Me imagino. Sin embargo creo que algún momento deberán cruzar palabra de forma irremediable.
La plática culminó cuando Sakura no volvió a recibir respuesta del padre de su hijo. Era comprensible que el cansancio lo hubiera vencido. No había duda de que aquel había sido un duro día en todas sus formas.
Entrada la madrugada, Sakura sintió mucha sed e incluso hambre, razón por la que pensó en bajar a la cocina.
Ten - Ten por su parte hacia más o menos una hora decidió subir las escaleras a las habitaciones cuidando de no hacer el mínimo ruido. Ahí, permanecería como un gato en medio de la noche esperando a que su tan ansiada víctima asomara la cabeza.
Cuando Sakura decidió salir de la habitación, la encontró dormida frente a la puerta de una de las habitaciones de huéspedes y no le prestó mayor atención. Fue cuando la joven se dio la vuelta y puso el primer pie en la escalera para bajar, cuando a toda prisa Ten- Ten abrió los ojos y empujó con ambas manos a Sakura.
La hija de los Haruno gritó de terror y en automático se llevó las manos al vientre.
Ten - Ten se mantuvo de pie escuchando como Sakura descendía por las escaleras cada vez con más violencia hasta que su cuerpo dejó de producir sonidos. Y supo que el plan había salido a pedir de boca cuando un grito desgarrador brotó de los labios de Sakura, quién pedía la presencia inmediata de Neji.

LOS SENTIMIENTOS DE SASUKEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora