LO QUE HACÍA FALTA CONTAR.

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Sin aviso Sakura Haruno se liberó del agarre de su mejor amiga.
Ino se volvió desconcertada.
—¿Qué estás haciendo? — le preguntó.
El rostro de Sakura ensombreció antes de que su colega pudiera escuchar su respuesta.
—Perdóname Ino, pero la verdad es que no quiero saber quién fue.
—Pero Sakura, tenemos que hacer algo.
No puedes quedarte sin clientes en tu consultorio sólo por un suceso como este.
—Te agradezco mucho el hecho de que quieras ayudarme pero si el rumor ha corrido y además es cierto, no tengo nada que hacer.
—No — Ino negó con la cabeza — por favor no pienses de esa manera ahora, Sakura, por favor.
Un esbozo de sonrisa apareció de nuevo en el rostro de la primera discípula de Tsunade.
—Piénsalo un poco — dijo mientras apoyaba ambos brazos en el escritorio — ¿Qué debería hacer para que los rumores desaparezcan?
¿Acaso debería ir por la calle con un megáfono, contando todo lo que sucedió?
¿Explicando tal vez que me cuidé en el proceso?
Ino sabía que Sakura tenía razón pero aún así no deseaba que quién había contado algo tan privado no tuviera un castigo.
—Sé que a estas alturas no ayudaría mucho encontrar a quién fue el causante de todo esto, pero al menos podría darle su merecido y enseñarle que no debe ir por ahí divulgando situaciones que no forman parte de su vida.
Tal vez incluso, dependiendo de si es hombre o mujer, podemos pensar en una estrategia para devolverle lo que hizo.
—Si Konoha está enterada de esto, entonces mi madre debe saberlo también — para Ino estaba claro que por el momento la mente de Sakura se centraba en el problema — descubrirá que le mentí.
—¿No dijiste que tu madre estaba enterada de con quien saliste?
—Sí, pero cuando le hablé por teléfono nunca le expliqué donde estaba ni tampoco qué estaba haciendo.
A estas horas debe saber el motivo por el que su hija está en boca de todos.
—Entonces dale un día — sugirió Ino.
—¿Qué quieres decir con eso?
—Que no llegues a tu casa.
—Eso solo me alargará la agonía y acrecentará la furia de mi madre.
Acto seguido Sakura salió de detrás de su escritorio y anduvo hasta la puerta del consultorio.
—Te agradezco mucho que quieras hacer todo esto por mi, Ino. Eres la mejor amiga que nadie ha tenido jamás. Pero debo enfrentar esto de una vez, no podía ocultarlo para siempre.
—Por favor — le contestó su amiga — al menos dejame acompañarte hasta tu casa. De ahí me iré a la mía.
Sakura asintió y ambas salieron del nosocomio con el corazón a punto de salirseles por la boca.
Con todo lo que había pasado aquel día, tenían miedo de que haya afuera se encontraran con un panorama poco alentador.  Pero Ino Yamanaka estaba lista para defender a Sakura de quien fuera.
Cuando los pies de ambas pisaban la calle la actitud de la joven Haruno cambió de pronto.
—¿Sabes Ino?
—Um.
—Si resultara que estoy embarazada, no podría volver a divertirme en años porque, tú sabes, las madres cuando son madres, se dedican por completo a sus hijos —Ino la miraba de soslayo — entonces considero que debo aprovechar para hacer todo lo que no podré hacer en adelante.
—Sakura no seas tan pesimista — le contestó Ino, riendo — aún cuando las madres tienen a alguien a quien cuidar, se dan un tiempo para sí mismas.
Además todas tus amigas estaríamos dispuestas a cambiar los lugares a los que salimos para que ustedes también pudieran participar.
—Estoy de acuerdo — le contestó Sakura poniéndose un dedo sobre los labios — pero aún no tengo hijo alguno, así que... ¿Qué te parece si nos escapamos esta noche?
Ino no pudo evitar sonreír.
—¿Sabes que tu madre va a matarme si se entera de que estoy apoyando una de estas ideas tuyas?
—Tu y yo bebiendo sake en algún sitio de Konoha y teniendo un tiempo de diversión.
—¿Puedo traer a Shikamaru?
—¡Por supuesto!  Entre más seamos, mayor será la diversión.
Llegadas a la casa de los Haruno, ambas chicas se dividieron.
—Te llamaré en la noche —informó Sakura.
—Estaré esperando pero... Sakura, sé fuerte.
Apenas cruzar la puerta de su hogar, la hija de Mebuki sintió el ambiente enrarecido que se respiraba.
—Llegas temprano del trabajo — dijo la voz de su madre proviniente del comedor.
—No tuve muchos pacientes hoy — contestó Sakura con la voz temblorosa.
—Te di permiso de que salieras con ese idiota y aún así me defraudaste.
Ella no se atrevió a contestar.
¿Hasta cuando piensas seguir humillando el apellido de la familia?
—Mamá...   —No Sakura, no tienes derecho a contestar, siéntate y escucha por una vez en tu vida.
Por alguna razón que desconocía, Sakura sitio que el pasado la golpeaba de nuevo. Tal vez, porque aquella era la forma en la que había recibido "consejos" poco amables tantas veces.
—Creo que cuando hablamos ayer, te dejé muy en claro que Neji era una persona desagradable para mí. Además, no solamente sabias que tenía razón al no quererlo más cerca de ti, sino que para tus adentros, también sabias que no te convenía. Sin embargo ¿Cómo te atreviste a acostarte con él después de lo mal que te había tratado?
—Yo no...      —¿Acaso lo que me contaste fue solo una columna de humo?
—¿A qué te refieres con columna de humo, mamá?
—A qué sabías perfectamente lo que sucedería entre ustedes.
Con una sensación gélida en el pecho, Sakura frunció el entrecejo.
—No, antes de que sucediera no lo sabía.
No lo planeé con él si eso es lo que insinúas.
—Eso es algo que a mí no me consta.
—Mamá ya basta, esto es algo que no me quedaré a escuchar.
—Nunca escuchas absolutamente nada y es por eso que te sucede lo que te sucede.
—Esa es la opinión que tú tienes sobre mí y yo no haré que la cambies, no me importa en lo más mínimo.
Su madre se levantó al escucharla decir aquello.
Solo el comedor separaba a madre e hija, así que Mebuki avanzó hasta colocarse frente a Sakura.
—Yo no quiero zorras en mi familia — dicho esto, el fuerte impacto de una bofetada, resonó en la sala.
Los ojos de Sakura se llenaron de lágrimas mientras se tocaba la mejilla con la mano izquierda.
—No te preocupes, yo tampoco quiero pertenecer a tu familia.
Los labios de Mebuki temblaron de rabia y Sakura se dio prisa en subir las escaleras. Pero desde ahí, todavía pudo escuchar la voz de su madre.
—No se te ocurra molestar a tu padre, ha estado encerrado en nuestra habitación todo el día desde que se enteró de lo que hiciste.
—No pensaba hacerlo — contestó Sakura en voz baja.
Una vez que estuvo dentro de su habitación, la joven se echó sobre la cama para llorar mientras abrazaba su almohada.
Se sentía muy lastimada por las palabras de su madre y también arrepentida por su decisión de haberse entregado a Neji.
Durante su sufrimiento, incluso le pasó por la cabeza la idea de que quizás el joven Hyuga había regado el rumor de forma voluntaria como venganza por el trato que había recibido de ella durante la cita.
¿Estaría el muchacho en Konoha todavía?
¿Le habría mentido al decirle que abandonaba la aldea?
La joven se sentía desesperada por no conocer las respuestas de aquel asunto que la había llevado a la caída en un solo día.
Lloró y lloró sintiendo su miseria en cada lágrima pero entonces recordó que había quedado con Ino para salir y si se quedaba a llorar, no la pasaría mejor que si escapaba de casa un rato.
Con el corazón lleno de dolor pero sin estar dispuesta a dejarse caer, Sakura se levantó de la cama y se dirigió al ropero en donde guardaba sus prendas.
Eligió colocarse un vestido rojo, corto y con un escote en "V" muy pronunciado.
Aunque estaba rota por dentro, su aspecto exterior no lo demostraría.
Una vez elegido el vestido, levantó la bocina del teléfono y se puso en contacto con Ino.
—Solo llamaba para hacerte saber que he encontrado el vestido perfecto para la ocasión y que espero que tu intención de ser mi compañera de juerga esta noche, continúe en pie.
—¿Bromeas? — inquirió Ino entusiasmada al otro lado de la línea — sólo estaba esperando que me confirmaras para darme una ducha rápida e ir para tu casa.
—¡Así me gusta! — luego bajó la voz, susurrando —recuerda rte a un lado de la ventana y procura que puedas ocultarte a prisa en caso de que alguien te vea.
—Descuida, ya he pensado en eso también.
Sakura colgó la llamada, satisfecha y un poco más optimista que antes.
Esa noche se olvidaría de los problemas que invadían su cabeza a cualquier costo.
Shikamaru en casa avisó que saldría aquella noche con su novia y al instante se fue a duchar.
Ino hizo lo mismo porque desde antes de recibir la llamada de Sakura, había apartado un vestido negro, muy revelador, para usarlo entonces.
Está vez llevaría el largo cabello rubio suelto.
Una vez que Shikamaru llegó a la casa de Ino, esta salió feliz y a prisa de su hogar, no sin antes despedirse de sus padres.
La pareja de novios había decidido no revelar que Sakura sería su compañera esa noche, con el fin de no meterla en más líos.
—No se si Sakura ha cenado pero le propondré ir a alguien puesto o restaurante por ahí, porque yo muero de hambre.
Shikamaru le colocó una mano sobre la cabeza y le agitó la cabellera.
—Con cuidado — le dijo ella sonriendo —ese cabello perfectamente peinado no se logra en unos minutos.
El impacto de una piedra en la ventana fue la señal que Sakura tuvo para conocer que sus amigos habían llegado.
Entonces se apresuró a salir sigilosamente por la ventana, misión que logró con éxito.
Cuando por fin estuvieron lejos del hogar de los Haruno, Ino comentó a su amiga, la idea de cenar antes que todo.
—¡Pero claro, yo también tengo mucha hambre! —opinó Sakura.
En cuanto llegaron al restaurante de ramen y ocuparon sus sitios, unos frente a otros, la pareja que acompañaba a Haruno, se percató de lo hinchados que estaban sus ojos.
Era evidente que había llorado. Sin embargo, ellos no le recordarían ese tema.
La vieron ordenar un tarro gigante de sake y ninguno se opuso a ello tampoco.
Si necesitaba ayuda, la cuidarían, no importaba qué.
La más importante de las chicas en la vida de Ino, se acabó el tarro de sake en cuestión de segundos, y sin esperar se pidió otro.
—Recuerda cenar bien, antes de llenar tu estómago de alcohol —le aconsejó su amiga con cariño.
—Actúas cómo mi madre, Ino — contestó Sakura y entonces soltó una risita.
—Actuo cómo alguien que te quiere.
—Lo sé. Pero espero me sigas queriendo ahora que sepas que hay algo que olvidé contarte.
Ino y Shikamaru intercambiaron miradas.
—¿Con qué tiene que ver? — preguntó la joven Yamanaka.
—Con un engaño — dijo Sakura sin problema.
—¿De Neji?
—No.
—¿No?
¿Y entonces de quién?
—De Kakashi... un engaño de Kakashi sensei.

LOS SENTIMIENTOS DE SASUKEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora