XVII. Cartas sospechosas

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— ¿Por qué de repente todo está tan complicado...?

—Está igual que siempre, solo que tú muy distraído. —justifica San dándole un leve empujón en la frente y Wooyoung se frota la zona. Da un resoplido y recuesta la mejilla en su palma, sacando los labios al mismo tiempo que mira su papel con apenas uno que otro garabato hecho.

En lugar de la tarea que debe entregar dentro de una semana y es más larga que el sueño de un dragón. San levanta la mirada de su propia tarea, fijándose en su novio, más distraído que de costumbre.

— ¿Qué tienes? —pregunta y se encorva, imita la misma postura de Wooyoung—. Desde la mañana estas un poco... bueno, para que engañarnos, estas en otra nube desde la mensajería—San se ríe y sacude la mano—. ¿Alguna mala noticia o algo así?

— ¿Hay algún momento en el que no me estes mirando? —pregunta Wooyoung encogiendo de hombros y riendo, apretando la nariz. San niega con la cabeza.

—Nop. Tienes mis retina pegadas a tu hermosa presencia. Es imposible para mi despistarme—excusa con falso pesar al respecto—. Estoy obligado por la creación a ver lo más hermoso que dio a los mortales.

Wooyoung le da un empujón, riéndose sin remedio y negando con la cabeza. A veces San se excede de ridículo con sus juegos. Normalmente no habla mucho. Aun a todos le cuesta aceptar que es tímido. Solo Wooyoung parece tenerlo mentalizado.

Por eso no es común que diga muchos elogios. Wooyoung está preparado para recibirlos -mentira-, y los adora, pero son tan raros de aparecer precisamente por la introversión y timidez de su pareja. Que tiende a guardar todo para sí mismo. Tanto lo bueno como lo malo.

Da un suspiro y saca de su túnica una carta, sacudiéndola delante de San que la toma y revisa el sobre. No tiene nada especial, solo un mensaje escrito fuera—. ¿Tu familia sabe que las cartas son para enviar mensajes? Y que poner un mensaje para el mensaje, es raro.

—No seas tan payaso—pide Wooyoung sacando los labios—. Me tiene un poco preocupado. Nunca me ponen cosas así a menos que sea muy importante.

—Yo digo que la abramos de todos modos. —opina San con una sonrisa, jugando con el papel y Wooyoung niega con la cabeza.

El mensaje en el sobre, es un pedido de que no habrá el sobre y lea el contenido sino hasta cierta fecha. Más exactamente, dentro de una semana. San no cree que Wooyoung pueda aguantar la curiosidad, aunque la inquietud de lo que pueda lo espanta ligeramente.

Después de todo, el más mínimo cambio en las acciones, puede ocasionar un gran cambio en el destino.

—Bueno—Le devuelve la carta y Wooyoung la guarda—. Vamos a distraernos haciendo esta porquería y luego... la leo yo—Wooyoung lo mira mal—. Lo que importa de que no la leas tú. Yo no estoy incluido. Te puedo decir si e bueno o malo lo que dice.

—pero eso solo me va a asustar más. —lloriquea Wooyoung sacudiéndolo. San sacude la cabeza.

—Vas a estar bien. No te preocupes por nada. —Le guiña el ojo y Wooyoung se queda con el puchero en los labios.

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—Que serpiente tan rara—comenta Hongjoong en voz baja, acariciándole la cabeza. Se mantiene con los ojos cerrados y no deja de ver que su cuerpo es abismalmente distinto al resto—. ¿Estás seguro de que es una especie mágica o algo así?

—Ya te dije que sí lo es ¿Eres sordo ahora? —queja Seonghwa de mal humor, tomando al basilisco encogido—. Solo no sé qué raza mágica es.

—Tiene muchos colmillos—Hongjoong se rasca la cabeza, inquieto—. Deberías dejar de llevarla a todos lados. Estará bien en tu baúl. La cobra albina me gusta más.

Happy EndingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora