XLIV. Acusaciones rabiosas

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— ¿Tu amigo el adivino? No lo sé. Cuando regresé, ya se había ido y nadie más lo ha visto.

Jongho se lleva las manos a la cabeza, justo lo que faltaba. San está histérico, preguntando casi a gritos por doquier para conseguir a Wooyoung y nada que lo encuentran.

—Oye—llama su compañero y Jongho apenas es capaz de prestarle atención—. Dile que muchas gracia por ayudarme.

—Sí, sí. —Sacude la mano.

Consiguió a su hija a poco de atravesar una zona con una pelea domestica bastante mala, de no haberla recogido, habría sido aplastada por parte de la edificación que se rompió culpa de una explosión. La niña dibuja en el escritorio de su papá, casi inconsciente de que su vida corrió peligro hace algunas horas.

Jongho y San siguen recorriendo todo el ministerio. Jongho da por hecho que Seonghwa o Hongjoong habrán pedido por ayuda a Mingi y Yunho. Siendo los más desligados, se menos probable que a ellos se les involucre y traten de lastimarlos. Wooyoung y Yeosang pro desgracia no cuentan con esta suerte.

Evidencia que solo n un día, haya recibido un ataque en el mismo espacio de tiempo.

— ¡San-nim!

Se gira brusco hacia el llamado que vine de otro pasillo. Una chica que es recepcionista de un departamento que no recuerda su nombre. Una inutilidad a diferencia de su capacidad para revertir maldiciones y la utilidad que tendría en el departamento dedicado a eso.

—Seonghwa-Nim me llamó—anuncia acomodándose el cabello—. Pidió que cualquiera que lo viera le avisara que regresara a casa: su esposo ya fue encontrado. Está vivo.

San suelta un respiro tan brusco que Jongho lo palmea en la espalda. Espera que no le dé una pausa aquí. Ella les señala el pasillo—: puede venir por aquí para usar la chimenea de mí departamento.

—Gracias.

—Muchas gracias. Está a punto de sufrir un infarto.

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Apenas llegan a la casa de Hongjoong y Seonghwa, encuentran una especie de pelea entre Yunho, Yeosang y Wooyoung. Es bastante cómico de ver porque es como dos adultos discutiendo con un niño que solo dice que no quiere hacer lo que le odien.

—Tienes que quitarse eso de encima ¡Te vas a enfermar!

—Estas teniendo espasmos y movimientos involuntarios, te torturaron, tienes que-

— ¡YA DIJE QUE ME DEJEN EN PAZ! —chilla Wooyoung histérico. Seonghwa se sigue masajeando la sien. Levanta de golpe de su asiento.

—Se me acabó la paciencia. Quítense-

— ¡Nonono!

Yeosang no alcanza a detenerlo, no a tiempo al menos. Seonghwa abre los ojos de par en par, tomando un eso respiro por la boca. Tomó a Wooyoung de la ropa, sacudiéndolo un poco para quitársela y en ello, solo ocasionó que Wooyoung le vomitara encima; algunas partes en el suelo y en el techo están quemadas por su magia. También así las manos de Seonghwa y un poco de Mingi que está cerca. Yeosang se lleva una mano a la cara—. Si lo fuerzas va a vomitar.

—Mal... MALDITA... SEA-

— ¡CALMA! ¡CALMA!

Hongjoong hace un hechizo de limpieza y Seonghwa sigue sufriendo escalofríos. San se abre paso y su abrazo es más como un jugador de rugby tacleando a Wooyoung. Su esposo no reacciona de ninguna manera en específico, apena logra entender qué pasó. Cuando escucha a San hablar, es que cae en cuenta, gimoteando:

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