XV. Por un futuro feliz

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La serpiente suelta al sapo, que se mueve inquieto y no alcanza a saltar. Seonghwa lo mueve a una pequeña caja de cristal encantado, en ella, un nido hecho de paja, algodón y tela de jirones. En el nido y sobre lo que queda la rana, es un huevo de gallina. Blanco y pequeño.

Cierra la caja se lo queda viendo fijamente—. Si sale el más mínimo ruido de ahí dentro, deben avisarme. No importa que esté haciendo. Así sea estar con Hongjoong ¿Está claro?

Las serpientes dan una positiva. Seonghwa saca de su túnica una nota. Un papel muy doblado y con la varita, lo hace arder. Destruyendo así el mensaje.

Vienen muchas cosa más... eres el señor de las serpientes ¿No crees que es momento de tener una de quince metros o más?

Sale del baúl expansible, lo cierra con cuidado y camina a la cama. Hongjoong dormido con un libro en el pecho, boca abierta y dando respiros muy ruidosos. Se nota que está agotado. Lo acomoda en la cama. Deja el libro en la mesa de noche, lo hace recostarse mejor y Hongjoong abraza una almohada de inmediato.

Se acuesta en el otro lado de la cama. Es los suficientemente grande para ambos. Dormita boca arriba, con solo una serpiente cerca y las demás, vigilando.

Pues no es cualquier cosa la que saldría de ese huevo una vez estuviera listo para abrirse.

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—Mamá, algún día ¿Puedes traer unas rosas normales?

—Es más divertido si son capaces de matarte ¿No crees?

Yunho hace puchero. Ayudar a su mamá a llevar sus plantas exóticas es una amenaza para su salud. Cada día consigue especímenes más extraños. Se quejaría más, lo que impide tal cosa es que ¡Son muy caras! Por lo que implican mucho dinero que entra a la casa y puede tener más cosas. Entre ellas mejores libros, también algunos adornos bonitos, ropa que le gusta.

Más mesada que lo permita comprarle regalos a su novio.

En fin, una situación que odia y ama al mismo tiempo.

—Si tanto te gustan las flores normales—La mujer deja la pequeña maseta con una rosa que varía de color dependiendo de si le gusta o no el lugar en el que está. Debido a que se ve amarilla, es que le gusta—. Compraré muchas semillas de rosas, las pondré a crecer y con ellas adornaremos tu consultorio de doctor ¿Te parece?

—Ahora sí tienes fe en que seré un doctor ¿Qué te pasó? —balbucea algo espantado. Hasta ahora, la veía dudar tanto. Resultaba hiriente por decir lo menos, aunque no la podía culpar.

Después de todo, con las calificaciones tan mediocres que cargaba, naturalmente se duda.

—A qué has mejorado mucho tus calificaciones—La Sra. Jeong apoya la manos en su cadera—. Y que te has esforzado incluso en vacaciones. Mingi cree que puede hacerlo ¿Quién soy yo para desconfiar de Mingi? Sería dudar de su capacidad como profesor y de tu esfuerzo—Yunho siente que su mamá quiere más a Mingi que él, pero es bueno. Así está seguro de que nunca será un problema tenerlo por aquí o que sea parte de la familia—. Así que haciendo cálculos, serías médico a tus veintiún años y cuando eso pase—Se da toques en el pecho—. Como regalo, te haré un consultorio para ti solo en alguna clínica por aquí. Lo adornes como quiera y no te preocupes por nada.

— ¿De verdad? ¿No me vas a amenazar con eso después verdad? —Yunho hace puchero, con ojos brillante y de cachorro. Ella se ríe.

—La única condición es que consigas convertirte en médico. Es la meta final, qué mejor que una recompensa.

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