VIII. Malas intenciones

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—Seonghwa ¿Podemos hablar un momento?

No se molesta en ocultar su molestia de tener que detener su lectura. Deja el libro cerrado en la mesa contigua al mueble y se dirige junto al estudiante. Entran en una de las pequeñas salas de estudio de la Sala Común. Apenas hay un par de mesas, varias sillas, algunos divanes, ventanas que dan al lago oscuro y las criaturas que lo habitan. Se cruza de brazos tan pronto se detiene y analiza la habitación.

Hay cuatro estudiantes aquí. A todos los reconoce como miembros de las familias más notables en la nobleza mágica de Inglaterra: Lestrange, Malfoy, Crunch y Crabbe. No considera que haya nada digno de mencionar de ellos. Magia patética, algunos con notas más mediocres que los anteriores. En fin, son una peste a ojos de Seonghwa con su perfeccionismo.

—Nos juntamos aquí para hablar contigo porque vimos que le diste el Guarda pelo de Salazar Slytherin a Hongjoong— Seonghwa no varía de gesto ni de postura. No le importa que lo hayan notado, solo que captaran el mensaje—. Y consideramos que cometiste un error muy grande. Aunque aún estás a tiempo de solucionarlo.

— ¿Disculpa? —Chasquea la lengua y levanta la ceja. Ofendido de que crean que tienen palabra en lo que haga o deje de hacer.

—No puedes estar con alguien con el él. Él y su familia no son nadie—asegura Malfoy, despectivo y con cara de asco por hablar de Hongjoong—. Solo son unos miserables a los que la suerte los ha favorecido un poco.

— Entonces, según la lógica mononeuronal de ustedes cuatro—Se frota la sien. Seonghwa aún le cuesta creer que gente de su edad sea tan estúpida—. Debería quitarle a mi novio el collar que le regale, guardarlo y dárselo a mi futuro esposo. Un hombre patético que podría ser mi padre: Abraxas Black. —Acomoda alguno de sus mechones en un movimiento elegante y suave.

—No, no, no tiene nada que ver con los Black-

—Mejor dicho—Interrumpe a Crabbe para tomar la palabra. Seonghwa encuentra todo eso tan aburrido y patético—. Entendemos que no quieras ligarte con los Black, pero tienes muchísimas mejores opciones que ellos.

—Y debo pensar que ustedes son esas fantásticas opciones—Una risa burlista y despectiva se le escapa, viendo a otro lado y ensanchando más el gesto—. Que impresionante lo creídos que se vuelven por tener un apellido con un par de generaciones—Seonghwa, niega con la cabeza y se frota las sienes—. Creen que valen de algo.

—Quien no sabe eres tú. Lo entendemos. No eres de este país—Seonghwa gira bruscamente la cabeza—. Y por eso necesitas a los Black. Para que lo compensen, pero la verdad es que somos mejores opciones. No nos molesta que seas coreano. Tampoco-

—Nací en Inglaterra, ignorantes sin neuronas funcionales—reclama Seonghwa, malhumorado—. No soy un asiático estúpido que no comprende que quieren aprovechar mi herencia de sangre—Señala con expresión asqueada—. No van a conseguir el aprobado de sus padres que pierden fuerza y autoridad con los años, por ser patéticos puristas de sangre—Su serpiente empieza a salir de entre su túnica—. Háganse un favor: solo no estorben en mi vida y dejen de cuestionar lo que hago, si es que realmente les interesa seguir teniendo una reputación o una vida para empezar.

La serpiente muestra los colmillos, abriendo las fauces en su totalidad. Intimida a los cuatro chicos delante suyo. Seonghwa extiende la mano y la serpiente se enreda en su muñeca.

— Inútiles, estúpidos, patéticos, miserables, poca cosa—dice entre dientes, con la bruma de su magia oscura surgiendo de él—. No valen ni siquiera el más mínimo esfuerzo ¿Y creen que Hongjoong es así? Imbéciles insolentes.

La ráfaga fría que despide los hace quejarse y en el caso de Crabbe, tener que frotarse los brazos, el pecho y las manos. Seonghwa da media vuelta.

—Espero que no vuelvan a atreverse a cuestionarme o a citarme pata tonterías como estas, animales. —escupe antes de marcharse con el mentón en alto y los humos subidos por la molestia. Dejando un camino de escarcha y frío.

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