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La niña estaba sola en el jardín como de costumbre, sus ojos brillaban en inocencia, había soñado con ser la princesa que había encontrado un príncipe, su amor verdadero, a pesar que sabía perfectamente que podía vivir sin encontrarlo, sabiendo bien que una princesa podía ser feliz sin encontrar a alguien, pero el problema, es que ella sí quería encontrarlo.

No importaba que le dijera que el amor podía estar en sí misma, porque siempre había sido una niña idealizando un amor, su corazón era muy vulnerable en cuestiones a los sentimientos, emociones y sensaciones que provocaba amar, lo supo bien, el día en que fue tentada a seguir su impulsa acción de robarle un beso a su compañero Luka de las clases de ballet.

Besar se sentía bien.

Pero dejaba de sentirse bien cuando se recibía un rechazo. Era igual a recibir un golpe, era así cómo se sentía destruir sus emociones, rotos como un cristal.
Pero le habían prometido el amor verdadero y, ella, lo había creído, porque en un mundo enorme, podía encontrar el amor.

Ese corazón lleno de fantasías e ingenuidad, fue oscurecido, ¿no habían notado algo más? sí la veías bien a los ojos, podías ver unos reflejos rojos en su mirada, la expresión reflejada en el exterior de su alma quebrantada.

La destruyeron, su jardín en el que tanto jugaba, ése césped bien conservado y cuidado de un lindo color verde; opacó, igual que todas las flores vivas marchitaron, sintieron la falta de vida, murieron. E igual que todo a su alrededor opaco y feo, ese jardín ahora muerto, era la misma expresión que su alma sentía.

La llenaron de venganza.

Primero le habían endulzado el oído, hicieron que creyera de verdad en los cuentos de hadas, en finales felices, pero jamás le contaron de los finales tristes.

"Él me lo había prometido. Me había hablado del amor, esas veces que hablaba y decía eso, él parecía mi maestro y yo su alumna aprendiz, pero no aprendí nada"....

Sí, se escuchaba la voz rota diciendo esas palabras en el resto de las flores marchitas.

La habían hecho sonreír y también la llenaron de dolor.

Su cálida sonrisa se convirtió en una frágil sonrisa rota, en cuanto sus lágrimas comenzaron a mojar sus mejillas.

Rió. Lloró. Se volvería loca.

Miró al frente con su cara empapada mirando su descuidado jardín. La oscuridad se apoderó del cielo y las nubes espesas pintaron el cielo azul mientras que una fria brisa llegó.

Exactamente él, de lejos la miró llorar y no hizo nada por evitar su sufrimiento, no intentó hacer un acto mínimo para levantar su cara y limpiar las lágrimas de sus mejillas.

¿Qué método podría ser efectivo para no ser enredado y atrapado en las redes de alguien?

Sí la venda parecía haber estado por mucho tiempo cegando sus ojos.

¿Cómo descubrir las mentiras bañadas en tonos dulces?

JUEGO DEL MONSTRUO (en proceso) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora