El laboratorio era muy diferente a cómo pensaban que era, Marinette y Adrien.
Mucho más grande, espacioso; mejor equipado y contando con un buen personal de seguridad; hombres que vestían trajes negros y no mostraban la cara, cargando grandes armas y otros, los de seguridad de vestimenta blanca, sus trajes tenían líneas azules llamativas de color neón, sus rostros eran ocultos bajo un casco liso, en forma redonda, portando también algunas armas.
Los de vestimenta negra podían dar la impresión de ser los más desastrosos sí alguien intentaba escapar, cuando en realidad, era más una pinta, a los que se debía tener más preocupación; eran los blancos, así lo decidió Félix.
Él mismo lo sabía, muchos creen que el villano debe usar ropas oscuras, cuando incluso a la persona con aspecto más inocente, no se sabía sí en realidad era lo que mostraba su apariencia, lo sabía ya, por alguien y ése alguien; era Marinette.
«Marinette es más de lo que ella puede pensar de sí misma. Yo puedo ver, lo que ella no ve de sí. Sólo hace falta pulirla» pensó Félix.
Estando dentro de su despacho, un lugar asignado en el gran laboratorio, donde era también el lugar para hablar con personas importantes y saber sí era conveniente o no, hacer tratos, alianzas.
Dejó de ver el croquis electrónico sobre su escritorio y miró un juego de bolitas en tono metálico balancearse de un lado a otro y chocar entre sí, provocando que otras más se movieran; "efecto dominó".
«El desastre nunca llega solo, sí un tercero no lo causa»
Pensó y presionó un pequeño botón blanco bajo el escritorio, un rectángulo transparente electrónico se levantó hacía arriba, él comenzó a usarlo como sí fuera una tablet grande y se encontró con un vídeo guardado en la cámara 7, era la cámara de seguridad en el desayunador.
¿Qué creía Adrien?
¿Qué nadie iba a mirarlo cómo estaba intentando despertar a Marinette?
¿Qué nadie iba a saberlo?
«Tonto» se expresó Félix en sus pensamientos.
Tocó con el dedo esa carpeta y reprodujo el vídeo. Lo adelantó un poco y miró el beso que dio Adrien a Marinette, después su tonta escena romántica, subió el volumen y escuchó las palabras de Marinette.
-Adrien.... no me importa lo qué seas.... Sólo ... no me gusta esto, ¿por qué nos dividimos entre las personas?.... porqué... cazadores contra monstruos y humanos contra monstruos....
-No podemos cambiar eso, pero sí podemos elegir nuestro camino, ¿puedo saber qué te hace especial?-dijo Adrien.
-Una falla.... Eso soy... No es importante, Adrien.... No lo es....
Pausó el vídeo y los miró, ¿qué podía sentir mirando a una posible pareja frente a él?...
Su mandíbula se tensó y comenzó a sentir un nudo en la garganta.
-Pase lo que pase -susurró-; las cosas negativas, los problemas, no debilitan... -en el momento que creyó sentirse débil, volvió a componerse antes de que sus ojos pudieran derramar una lágrima y salió de sus pensamientos, incluso los pocos recuerdos que estaba por tener, cuando escuchó unos golpes del otro lado de la puerta.
Se aclaró la garganta.
-Sí, ¿quién?
-Dann -contestó antipático.
-Adelante, pasa -ordenó.
La puerta se abrió y después de entrar la cerró, mirando el tablero electrónico.
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JUEGO DEL MONSTRUO (en proceso)
FanfictionMarinette Dupain-Cheng, siendo una niña de nueve años de edad, se ve obligada a asisitir a las primeras pruebas que se hacen todos los años en Agosto, en París, Francia. No sólo ella, todos los niños son obligados a asistir, sin importar sus respect...