Capítulo 15

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Extrañas  palabras y una rosa de Luka.

Mantuve los ojos cerrados y acerqué una mano a la frente, la temperatura estaba normal, pero el mareo aún seguía, no era tan fuerte el mareo aún así esperaría a qué pasara.

Seguro se debía a que no me alimenté bien en todo el día, apenas y había tocado la comida, no tenía apetito. Igual tenía qué comer algo.
Abrí los ojos y ya no me sentí tan mareada y las ganas de hacer pis continuaba. Me senté en la orilla de la cama y me agarré, cerré los ojos, hubo otro mareo.

Recibiría un regaño de mi padre sí supiera....

«Marinette, tienes qué comer»...

Abrí los ojos y me quedé mirando a la nada, sin pensar en nada, después de unos segundos me pareció tener huecos sin llenar, vacíos en los recuerdos. Era, saber que había algo en los recuerdos pero no podía recordar qué cosa podría ser.
Me froté los ojos como sí tuviera sueño y miré el reloj digital a un lado de la lámpara. Era pequeño, apenas marcaban las diez de la noche.
Primero, me pregunté; ¿por qué no se había velado el cuerpo de papá?... la respuesta parecía ser horrible y temible.

Creo, podrías tener una idea.

Me coloqué las zapatillas planas y ahí fue que miré la falda de mi vestido, lo miré con una cara de tonta y luego recordé que tenía uno negro, seguro Daphne me ayudó a cambiarme. Sin más pensamientos o quedarme ahí sentada igual a una boba. Me levanté y me dirigí al baño.

Después salí, aprovechando la poca humedad de mis manos al lavarlas, las pasé por mí cabello para aplacar su momento rebelde.

Me asusté al oír un golpe en seco, era como sí alguien hubiese entrado por la ventana y no había nadie, después alcancé a mirar por el rabillo del ojo esa mancha oscura; era él....

¡Claro! no sólo el sonido, sus características, sino también ese aroma me llevaron de inmediato en el hombre de Camembert, al fin había aparecido.

Había tenido una fea pesadilla. ¡Sobre él!... tan fea y horrible que lo estaba recordando luego de verlo.

Lo miré, no hizo falta pensarle mucho. No aguanté otro momento más y grité con las manos echa puños a mis costados.

—¡Túúú! —lo señalé y caminé furiosa para agarrar los objetos más cercanos y arrojarlos a su horrible existencia—. Va n1qer ta m3re! .... Fils de put3!

Grité y lancé cosas a él sin detenerme, gritándole que él había hecho algo conmigo, quizá cuando estaba dormida. Él esquivó cada golpe que intenté darle y los objetos de cerámica que arrojé con la intención de darle en la cabeza o en un ojo, terminó chocando y estrellándose al tener contacto con la pared.

—¡¿POR QUÉ HAS HECHO ALGO ASÍ?! —grité histérica—; ¡he perdido a mi padre y tú.... tú..... ¡ES MI CUERPO! —le grité y agarré una silla para arrojarlo pero terminó esquivando también eso—. ¡CONFIABA EN TI!

—ALTO —dijo y yo grité de frustración.
No iba a detenerme, era una total... ¡¡M3rde!!!

—Sigue gritando y arrojando cosas como una loca, te escucharán y nadie me verá, ¡creerán que estás loca!

No lo oí, no lo oí, hice la mano en un puño y tiré un golpe directo a su cabeza pero.... los ojos se me abrieron de asombro y sorpresa, pues mi mano se sintió como sí hubiera atravesado una niebla.

Nunca lo había tocado o intentado tocar, fue escalofriante, quizá turbio también.

Saqué mi mano y la miré con completo asombro.

JUEGO DEL MONSTRUO (en proceso) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora