JUEGO DEL MONSTRUO (en proceso)

Capítulo 26

                    • 🥀  Adrien:

Mi cabeza era un caos, confusión, me habían borrado recuerdos y sólo para hacerme más idiota, ¿por qué de repente me eliminaron el recuerdo de Marinette y luego volvieron a hacérmela recordar?

Desperté en esa habitación  parecida a la de un hospital, ahí en la cama con muchos aparatos extraños a mí alrededor, olvidé a Marinette y sólo pensaba que intenté escapar, fracasé y recordaba mucho a Lirio, no fuimos novios pero sí nos besamos, había química en nosotros y sí no fuimos nada, el motivo fue ser lo que soy y no me gusta.

Pensé muchas cosas acerca de Lirio, en volver con ella y hacer una realidad nuestra ilusión de ser pareja, pero había otros motivos más.

Marinette.

La conocí, no miento que me sentí atraído a ella, ahora mis planes no sólo podían estar enfocados en Lirio, Lirio, así haya tenido sentimientos por ella.
Porque también pensaba en esa joven parisina, la tenían en este horrible lugar igual que a mí, no creí fuera una monstrua, es diferente, ¿pero en qué aspecto? ¡¿en qué?!...

Lo cierto, creo que ahora estaba pensando en dos mujeres, en Lirio y Marinette.

Sabía que estaba enamorado de Lirio y yo mismo evité tener una romance con ella, lo mismo iba a hacer con Marinette, evitar un romance, pero la vida me la estaba poniendo en mi camino, no podía huir de ella. No era tan animal en intentar escapar de nuevo y sin ella.

Sí me iba, no sería solo, sería con Marinette.
Ya después veríamos sí seguíamos comunicados o no fuera de  aquí, luego de haber recuperando nuestras vidas, era otro tema, uno que no quería pensar, porqué sólo me hacía darle vueltas al asunto, porque sí estaba más interesado en Marinette luego de saber no era una simple humana, o sea,  estuve en lo correcto. Sabía que la chica tenía algo diferente, aunque no sabía en qué.

En ese momento estaba en una habitación extraña; mediana color blanco aperlado con una mesa en el centro de un diseño simple pero agradable a la vista. Luces delgadas de neón en los bordes, esas luces sólo me seguían recordando las mismas luces fluorescentes en la ciudad.

No estaba solo, estaba frente a mí el hombre que usó la máscara de cuervo en Halloween.
Sobre la mesa tenía apoyada la mano enguantada de negro. Podía pensar mejor las cosas y hacer conversaciones mentales conmigo mismo, pero también me sentía un poco 1d10ta en la forma de reaccionar mi cuerpo. Era como estar en encapsulado, enjaulado en mí cuerpo; limitado a moverme como quería, incluso no podía mover mi boca, sólo la mirada.

—Tuviste muy malos modales conmigo, Adrien, debería de hacerte despertar de la misma manera.

Estaba despierto, no comprendí muy bien. Pero me sentía aún dentro de un sueño, era como estar despierto pero a la vez….

No estarlo.

Aaah… era eso.

Tal vez por eso no podía mover mi cuerpo.

—Mira este lindo obsequio, Adrián —me agarró de la cara y me obligó voltear.

En la pared un mediano espejo circular.

Oh no, no los espejos.

Sí hay algo que detestaba, era verme en los espejos.

No me gustaba verme como el monstruo y tampoco como Adrien, porque aunque tuviese la forma de un humano normal y común, verme a mí mismo; me frustraba demasiado; quería … dañarme, porque vivir, no lo era siendo eso en lo que llegaba a convertirme.

Una de las cosas que me gustaba de mí, era que a pesar de tener diecinueve años, no tenía barba, de esa forma no tenía que estar ahí frente al espejo.