Capítulo 30

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—Y el joven monstruo —habló Dann caminando por el pasillo del laboratorio a lado de Félix—; ¿te ha visto? —recalcó, mirándolo.

Félix miró de reojo a su hermano por unos segundos y luego volvió la mirada al frente.

—Sí.

—¿Sólo un sí?

—¿Qué quieres escuchar?.... ¿qué sonrió de emoción al ver a una persona muy parecida a él? —dijo con el tono de voz neutro.

Dann se quedó pensando, entonces eso significaba qué... volvió a mirar a Félix y él respondió sintiendo la mirada de su hermano.

—No, aún no —dicho eso, tomó camino por el pasillo izquierdo, dejando a un solo Dann caminando por el derecho.

Estaba dirigiéndose a la habitación de Adrien, primero vería al monstruo y después a Marinette.

Dann el hermano de Félix, también tenía una “habilidad”, resultado de un método que se hizo cuando él era un bebé de meses, no se hizo con intenciones de modificarlo, de hacerlo especial, sino para salvarlo, pasaron un momento  donde las medicinas se escasearon, en esa pequeña zona de la ciudad donde fue recogido Dann, hubo un saqueo por los militares de Francia. Al no tener medicina y las herramientas necesarias, se hizo usando las que tenían a mano en el laboratorio, de esta manera, el pequeño tuvo una habilidad creada en él; el poder de meterse en la mente del otro y lograr mostrarle su mayor temor como sí fuera real ante los ojos de la víctima.

Eso dijeron, contaron a Dann, ¿pero quién diría sí fue una verdad o también intentaron modificarlo a su conveniencia?... 

Él no tenía una buena relación con los monstruos, lo normal; porque humanos "normales y cazadores" odiaban a los monstruos. Esas asquerosas y feas bestias mutadas.

Pensó que sería insoportable estar ahí hablando con un monstruo, pero tenía que hacerlo, por petición de Félix. Trataría de buscar qué cosa tenía miedo Adrien, aunque era algo difícil de creer, porque supuso Félix ya sabía eso y sólo era un método de distracción.

Cómo fuera el caso, él llegó ahí, estaba frente a la puerta metálica de la habitación del monstruo, no dudó más y pasó una tarjeta por la cerradura de la puerta, abriéndose automáticamente.

Soltó el aire que contuvo en un suspiro pesado.

Habían acordado, «tú no te metes en mis planes, yo no me meto en los tuyos. Así todos felices...»

Pero Félix rompió ese acuerdo de hermanos... ¡era tan frustrante!...

Sólo se dedicó a cerrar las manos en puños bajos sus costados y entró, la puerta volvió a cerrarse de forma automática, igual a los supermercados.

La habitación era pequeña, había una cama individual; una mesa con un mantel y una ventana a lado de la puerta. El joven monstruo usaba una bata y estaba ahí sentado en la orilla de la cama, cabizbajo.

A lado de la cama había máquinas extrañas y la piel visible de Adrien mostraba moretones.

Adrien no miró a Dann, se mantuvo así, la mirada al piso y cabizbajo.

—Hola —habló Dann, ya frente a él.

Adrien no respondió. Bueno, al menos con eso quedó en claro, Félix no lo presentó en holograma como hizo con Marinette.

—¿Qué vas a hacer?...  no creo que estés aquí para platicar con alguien como yo —respondió Adrien.

Dann creyó sentir 0d1o como la mayoría, pero ahora que lo miraba bien, sólo sentía lástima.

—No estoy aquí para hacerte daño.

—Van a m4t4rme... no digas que no, porque eso hacen con todos los monstruos... pueden hacerme a mí lo qué quieran, pero no se metan con mí familia.... —finalizó en tono molesto. Sin mirarlo.

—No te haré nada. No vengo a lastimarte. Sólo quiero.... —Dann pausó al sentir la mirada de alguien, miró a la ventana y ahí estaba Félix, observando.

Dann volvió la mirada en Adrien.

—Adrien —él levantó la mirada—lo siento  —dijo Dann, sin darle momento de hablar, mirándolo fijamente a los ojos, metiéndose en el interior de su mente, rebuscando recuerdos, Félix quería saber los miedos de Adrien, buscó, en la búsqueda encontró un recuerdo, al parecer importante.

Tiana, amiga de Dann; fue quien contó lo poco que sabía estaba haciendo Félix.

Dann no entendía muchas cosas, pero luego de ver esa imagen en los recuerdos de Adrien, lo entendió.

Salió de sus recuerdos y Adrien cerró los ojos haciendo un gesto de dolor de cabeza.

Dann no dijo nada y caminó hacía la puerta que se abrió en automático y se cerró después que él estuvo afuera. Cerró de nuevo las manos bajo sus costados, apretando su boca en línea recta por la presencia de su hermano.

—Ya lo sabes... —habló Félix.

—¡¿Qué sí ya lo sé?! —explotó Dann  gritándole.

Félix se mantuvo tranquilo, sin tomarle mucha importancia a la situación que él estaba por crear y creando ya.

—Pensé lo que estoy haciendo con Marinette.

—Ah... ¿y qué has pensado? —respondió molesto, de nuevo tomando Félix otro tema para no hablar del asunto importante que miró en Adrien.

—Me enteré que Marinette estuvo tomando algunas clases con Susan, su amiga fue reclutada para ser cazadora, no está mal que tome clases extras sobre cómo cazar monstruos.

Dann negó con la cabeza.

—No pienso actuar y fingir que soy el número seis, que fuí un embrión creado para el proyecto de los cazadores; ¡porque no lo soy y sabes que sólo pocos lo son!

—No vas a actuar Dann. Tengo todo planeado.

—1d10t4 —susurró Dann, pasándole a un lado, aún cerca de Félix que pudo escuchar perfecto sus palabras.

—Más tarde hablaremos lo que has visto en Adrien.

—Por supuesto, hermano —mencionó la última palabra con molestia y se fue por el pasillo.

Félix volvió a ver por la ventana, mirando a Adrien, no sintió ni un poco de lástima al rubio, se mantuvo en un gesto sin compasión.

Se llevó una mano al oído, donde tenía un comunicador y lo activó.

—Kagami, ¿cómo va el diseño?

—Todo bien, mí señor. Los diseñadores están haciendo muy bien su trabajo.

***

Algunos científicos se mantuvieron creando lo que Félix ordenó, los diseñadores de la inteligencia artificial continuaron con su trabajo, entre más rápido acabarán aquello, mejor.

Otros científicos estaban a cargo de investigar más lo qué podía hacer Adrien; siendo un monstruo joven, lo someterían a pruebas y experimentos. Buscando todo sobre su funcionamiento.

Sin embargo, eso estaría en pausa, porque así lo ordenó Félix, tendrían días sin lastimar a Adrien; dándole respectivos cuidados especiales, ya que por el momento necesitaba qué el estuviera bien y en casi perfectas condiciones, después, no importaba a cuántos experimentos fuera sometido.

Lo que nadie esperaba y aún no lo sabía Félix, era que la científica Lila, estaba comenzando a sentirse atraída a Adrien, pero Dann sí se dió cuenta de ese detalle.

Los siguientes días, Lila venía más arreglada y toda perfumada, Dann no sabía si pensar eso en algo estúpido por parte de Lila, sabiendo que estaba prohibido oler a algo, de lo contrario sería como estarle dando señales a un monstruo para que viniera y te agarrara por dos motivos; comerte o f0ll4rte.

—Buenos días, Dann —saludó Lila muy sonriente, con los labios pintados de un tono rojo llamativo.

Sí, en definitiva, Lila estaba sintiendo algo por Adrien, porque él recordaba que casi no solía pintarse la boca y mucho menos parecer que se echara too el frasco de perfume encima.

JUEGO DEL MONSTRUO (en proceso) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora