-Bien, primero que nada, ¿cómo estás?- pregunto y yo lo miré.-Si me lo preguntas, de la chingada, ¿Por que? ¿Que paso?- Diego suspiro y me miro serio.
-Dai, tú sabes que te quiero mucho y eres lo único que tengo, pero....- se quedo en silencio. -Ire a un equipo en Europa.- lo mire asustada, seguramente me puse mas pálida de lo que ya estaba. Diego no podía dejarme, es lo único que me queda aquí.
-Wow....felicidades.- susurre y Diego me miro triste, pareciendo que adivinaba lo que estaba apunto de hacer.
-Perdóname por dejarte sola acá.- me abrazo y los dos comenzamos a sollozar.
-Tu tienes que hacer tu vida, yo no puedo hacer nada al respecto.- le susurre al oído y el me abrazo aún más fuerte para después separarse.
-Faltan 2 semanas para irme, estas semanas las pasaremos juntos, te lo prometo.- yo le sonreí triste y nos dimos un último abrazo.
Me dirigí a mi depa de nuevo, sollozando. Diego es lo único que me queda ¿Por que me dejara aquí, sola en esta ciudad?.
Quería ya no pensar más en ese asunto y... volví a drogarme.
Narra Kevin:
Me dieron la noticia de que mi amigo Diego se iría a Europa, así que fui a su casa para verlo.
-Hey bro, ¿que tal?- pregunté mientras entraba a su casa y el cerraba la puerta.
-Pues, algo mal.- respondió desanimado.
-¿Por que?- pregunté de nuevo.
-Daila, la dejare sola y... no se, siento feo dejarla aquí en esta ciudad sin nadie.- explico y yo asentí entendiendo.
-¿Puedo ir a verla?- pregunté y Diego asintió.
Me dirigí a su depa, toque pero nadie me abría, solo escuchaba el llanto de una chica que supongo es de Daila. Seguí tocando hasta que me percaté de que la puerta estaba abierta y entré. Al entrar me topé con Daila llorando en el baño, yo me acerqué rápidamente para ver si se encontraba bien.
-Dai, ¿pasa algo?- la moví tratando de recibir respuestas y ella me miro a los ojos.
-Si, estoy sola, porque siempre he estado sola.- hablo...¿raro? Parecía borracha o en un trance.
-Levántate, vamos al sillón.- Ella me hizo caso y nos sentamos en el sillón. -¿Que paso?- le pregunté y ella comenzó a lagrimear.
-Ayer tuve problemas con mi jefa, Sebastián y yo terminamos porque el se veía con Lu y nunca me dijo nada, nos gritamos cosas feísimas y ahora Diego se ira, dejándome sola acá.- yo abrí la boca sorprendido. ¿Había pasado eso en tan solo 2 días? Y ¿como el idiota de Sebastián pudo dejarla ir así de fácil?.
-Aquí estaré yo dayiyi, para lo que necesites.- la abrace, ella se recostó en mi pecho y me abrazo aferrada a mi espalda.
-Te quiero, Kevin.- me miro a los ojos.
-Te quiero más, Dai.- yo le sonreí, hicimos contacto visual unos minutos cuando ella me tomo de sorpresa y me besó, me deje llevar y le seguí el beso hasta que nos separamos por falta de aire.
-Sabes a fresa.- me dio una sonrisa torpe y yo reí.
-¿Por que mejor no te duermes un rato pequeñito en lo que se te baja el alcohol, preciosa?- ella asintió y la lleve a su cuarto.
-Listo, a dormir, princesa.- la arrope y bese su frente.
-¿Puedes quedarte aquí conmigo?.- me dijo mientras señalaba el lado vacío en la cama.
-Esta bien, pero un rato solamente.- le advertí con el dedo índice y ella asintió sonriendo.
Me quede con Daila hasta que se durmió, al ver que cayo completamente dormida me fui de nuevo al departamento de Diego y conversamos sobre su ida a Europa.
Narra Sebastián:
Hoy era Viernes, lo que significaba que hace 2 días terminé con Daila. ¿Que si estoy arrepentido? Si, ¿Que si la buscaré para pedirle perdón? También, solo esperare a que pasen unos días ya que estoy seguro de que en estos momentos lo último que quiere hacer es verme.
Terminando los entrenamientos salí a una cafetería para distraerme, fui a una cafetería no tan conocida en la Ciudad ya que lo que quería era despejarme y toparme con fans ahora no era lo mejor.
Al llegar me senté en una mesa vacía y comencé a revisar mis notificaciones de Instagram. Últimamente he estado muy cancelado en redes sociales, porque al parecer que Daila y yo peleáramos en la calle no fue buena idea ya que aunque "no había" personas era un lugar público y como era de esperarse alguien nos grabó de lejos peleando y aunque no se escuchó nada de la pelea todos ya "supusieron" que terminamos, aunque Daila ya salió a confirmarlo yo no lo he hecho.
-Pequitass!- gritó Lu a lo lejos mientras se acercaba a mi mesa.
-Ah, hola Lu.- la salude algo cortante, estoy enojado con ella porque jamás le di la autorización de subir una foto de la última salida que tuvimos.
-¿Que te trae por acá?- pregunto mientras se sentaba en la silla al lado mío.
-Vine a- me quede en silencio. -Despejarme.- sonreí y ella hizo lo mismo.
-Aprovechando que estamos aquí, quiero disculparme.- me miro triste y yo evite mirarla a los ojos.
-Esque en serio estuvo mal lo que hiciste.- respondí serio.
-Lo se y te juro que no se volverá a repetir.- levantó el dedo meñique en forma de promesa.
-Esta bien.- sonreí para después entrelazar mi dedo meñique con el suyo en señal de promesa. Ante esta acción los dos reímos y nos dimos un abrazo.
Me separé del abrazo ya que noté la mirada de alguien y al voltear me percaté de que estaba Kevin abrazando a Daila la cual estaba con la cabeza agachada, la inspeccione de lejos, estaba pálida, tenía ojeras y parecía muy baja de peso, estoy seguro de que eso no es solo cuestión de haber dejado de comer solo dos días.
Kevin al notar que los estaba mirando me dio una mirada amenazadora, levantó a Daila de la silla y la sacó de la cafetería, estaba apunto de ir con Daila pero Lu me tomo del brazo.
-Déjame ir- la mire y ella comenzó a besarme, al principio me deje llevar pero después la aparte.
-Esto no está bien, acabo de terminar una relación.- la mire enojado y ella comenzó a llorar.
-Lo siento, no se que me paso.- dijo mientras se sentaba en su lugar, me sentí muy mal por ella y mas porque por mi culpa lloro así que la abrace de nuevo.
-Ya, no pasa nada, no me enojare contigo por eso.- le acariciaba su pelo delicadamente hasta notar que se calmó pero al voltear a la entrada de la cafetería, la chica que amo ya no estaba.
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Tan hermosa como una flor || Sebastián Córdova ||
FanfictionDaila Dagmar Lainez Leyva, la hermana melliza del famoso futbolista mexicano Diego Lainez. Conoce al mejor amigo de su hermano, Sebastián Cordova, quien también es futbolista del cual se enamora pero le cuesta admitirlo