🤍 Capitulo 50 🤍

100 5 4
                                    


Narra Leo:

Vine de vacaciones con mis amigos a Puebla. Ya se que hay lugares mejores, pero bueno, queríamos visitar Puebla.

Después de una salida con ellos cada quien se fue hacia su Hotel, yo iba hacia el mío cuando vi a una chica llorando en un árbol. Lloraba desconsoladamente, como si le hubiera pasado la cosa más terrible que haya presenciado, así que decidí acercarme a ella.

-Che, ¿estas bien?- la chica levantó la mirada y ahí vi quien era. Era la piba de la que había quedado flechado días atrás.

Daila al ver quien era se abalanzó hacia mi dándome un abrazo, el cual correspondí de inmediato. Se que no es momento pero en serio sentí que se me revolvió el estómago con emoción por ese abrazo.

-Todo estará bien- acaricie su espalda en forma de consuelo. -Ven, vamos a donde me estoy hospedando. El sol ya se ocultó por completo y te dará frío.- ella asintió, la ayude a levantarse y fuimos en mi auto hacia el hotel donde me estaba hospedando.

Al llegar ella tenía pinta de estar aún muy mal, en serio no sabía como ayudar mas.

-Siéntete como en tu casa, puedes sentarte en el sillón si quieres. Te traeré un poco de té.- ella asintió con la mirada agachada y se sentó en el sillón. Después de unos minutos le entregue un vaso con té caliente.

-¿Queres hablar de lo que te pasa?- ella no contesto, parecía ida, dolida y en shock así que tome su mano la cual reposaba en su rodilla. -Oye, todo estará bien, estaré aquí para apoyarte.- ahora fui yo el que le dio un abrazo en forma de apoyo, después ella comenzó a llorar.

-Toma tu té y cuando te sientas lista puedes desahogarte conmigo, sino quieres no pasa nada. ¿Necesitas algo más?- yo negué. -Esta bien, ¿te gustaría estar sola?- ella asentí y yo me fui a mi habitación.

La verdad estaba boludeando en mi cuarto porque no tenía nada que hacer. Paso aproximadamente una hora cuando tocó la puerta de mi habitación, así que le abrí de inmediato.

-¿Ya estás mejor?- ella asintió con una sonrisa leve.

-¿Podemos...platicar?- pregunto con pena. Sabía a que se refería, quería desahogarse.

-Claro, podes contarme lo que sea.- me hice a un lado para que pasara y se sento en la cama, después yo me senté al lado suyo. -¿Queres desahogarte? ¿Ya te sentís lista para hablar?- ella asintió.

-Lo que paso fue que- trago saliva. -Mi padre...fue asesinado.- yo abri los ojos como plato.

-Lo siento mucho, Dai.- yo negué,

-No te preocupes.- nos quedamos en silencio. -Lo que me intriga es saber ¿quien lo hizo? La carta decía que me advirtieron sobre no salir más con Sebastián y no lo hice. Al parecer esto fue porque hice público que me casaría con Sebas.- Auch, recordé esa publicación. Sos taradito Leo, obviamente ni te conoce, no tenías oportunidad.

-Las autoridades harán su trabajo y tu padre, vos y tu familia recibirán justicia por esto.- le di un abrazo. -Quiero que sepas que aquí tenes un amigo y que pase lo que pase te ayudaré.-

-Muchas gracias Leo.- yo le sonreí. Después nos fuimos a dormir, ella insistió en que dormiría en el sofá pero claro que no dejaría que hiciera eso. Deje que ella durmiera en mi habitación y yo dormí en el sofá. Lo que más necesitaba ella en este momento era descansar.

Tan hermosa como una flor || Sebastián Córdova || Donde viven las historias. Descúbrelo ahora