🤍 Capitulo 40 🤍

125 5 3
                                    


Narra Daila:

Mañana es mi graduación, mañana oficialmente me convertía en criminóloga y eso me ponía un poco...nerviosa.

Actualmente estoy en un departamento que estoy rentando, es pequeño pero cómodo, estoy trabajando en un Oxxo en lo que me dan mi título y consigo trabajo.

Por ahora Sebastián, Marcelo, Ali y Diego me han confirmado que irán a la entrega de mi título. Mauro no pudo venir y lo entiendo, ya es padre de familia y debe de ser pesado. Mi padre quería venir pero tenía que ir a un chequeo en el hospital, aparte de que ya se encuentra en otro estado y se le dificultaría, por lo tanto le dije que no se preocupara y no vendrá.

Estaba en mi turno en el Oxxo cuando entro un chico, yo no le vi la cara porque estaba acomodando el dinero en la caja registradora.

-¿Cuanto es de esto?- al escuchar esa voz masculina voltee y lo vi a la cara. Claro, era Kevin y Nailea...tomados de la mano.

-Ah, hola Kevin.- salude con una sonrisa amable.

-Daila, que sorpresa.-

-Hola Nailea.- tambien le di una sonrisa amable pero ella solo rodó los ojos.

-Que raro, pasaste de que te mantuvieran tus hermanos a trabajar en un Oxxo.- Nailea hizo ese comentario un tanto incómodo para después soltar una risita burlesca.

-Claro, me "mantuvieron" mis hermanos porque estaba estudiando y porque yo si estaba haciendo algo con mi vida.- sonreí irónicamente tambien.

-Ya no peleen, dime cuanto es de esto por favor.- pidió de nuevo Kevin.

-Son $60- respondí amable, ya que al final de todo eran mis clientes.

Kevin estaba buscando dinero en su cartera cuando entró Sebastian a la tienda.

-¿Sebas?.. ¿Que haces aquí?- pregunte confundida.

-Vine a comprar un jugo, no tenía idea de que este era el Oxxo que me mencionaste.- yo sonreí. -Estoy feliz de verte, amor.- Kevin abrió los ojos como plato al escuchar lo ultimo.

-Bueno, ten el dinero- me lo entrego rápido en las manos. -Nosotros ya nos vamos.- dio una última sonrisa y sacó a Nailea casi corriendo de ahí. Sebas me miro y después se echo a reír.

-Son ridiculos.- dijo mientras se acercaba a mi con su jugo y yo me encogí de hombros.

-¿Cuanto es?- yo parecí fingir recordarlo.

-Me parece que 15 besos, señor.- el sonrío.

-Con gusto.- me dio besos rápidos en los labios mientras yo reía.

-Era broma, ya págame, ratero.- el fingió indignación.

-Toma.- me dio 20 pesos.- Quédate con el cambio.- hizo pose de diva y yo reí.

-Para este cambio mejor te lo regalo para que te compres dignidad, corazón.- el abrió la boca ofendido.

-Es broma, amor.- le di un beso corto y después llego la chica que seguiría de cubrir el turno.

-Dai, perdón por llegar tarde.- se disculpó agitada.

-No pasa nada.- le sonreí mientras le entregaba el vestuario de trabajador.

-Nos vemos.- le sonreí por última vez y salí de ahí con Sebas.

-¿Nerviosa?- Sabia a que se refería.

-Algo.- me encogí de hombros.

-Todo va a estar bien, ya verás.- me sonrió y le regrese el gesto.

-Eres un amor.-

Tan hermosa como una flor || Sebastián Córdova || Donde viven las historias. Descúbrelo ahora