Chiara Oliver, una hermosa y joven chica de diecinueve años de edad, se podría decir que es la persona más adinerada de Barcelona, es poseedora de una asombrosa herencia que obtuvo gracias a sus padres, se suma que la herencia es de una cantidad aproximada de cien millones de euros para el resto de su vida, sin contar todos los lujos que recibe desde que era una pequeña niña.
Su vida diaria se resume en coches, hoteles, ropa, joyas, fiestas y viajes. No tiene preocupaciones, no tiene problemas, no necesita trabajar, no se estresa por nada, pues tiene todo lo que quiere y cuando quiere.
Jamás se le ha negado nada.
Pero eso no es lo que la hace popular entre los de su misma clase, más bien se hizo conocida por su actitud con los demás, es una chica arrogante, testaruda, egocéntrica y extremadamente engreída y mimada.
Alguien realmente insoportable.
Pero lamentablemente para ella, su padre estaba dándose cuenta de lo mal que hizo en mal criarla de tal manera, sabia que había cometido un error, y eso era algo inaceptable y vergonzoso para él. Pero buscaría una solución, una donde Chiara no pueda escapar fácilmente y aprenda a valorar las cosas y momentos que el dinero no te puede dar, una donde por primera vez, no tenga ningún dominio.
—Violeta Hodar para servirla— sonrió —Tengo veintidós años, soy alguien joven, fuerte, saludable e inteligente. Soy eficiente para cualquier trabajo y puedo hablar cinco idiomas, me va muy bien en técnicas de combate y defensa personal, soy alguien en quien puede depositar su confianza fácilmente, no tendrá porqué preocuparse en los trabajos que me...—
—Lo siento— la secretaria interrumpió —Pero ahora no necesitamos a nadie, los puestos fueron tomados ayer.—
—¿Ayer?— preguntó dudosa —Pero...en el afiche decía que las entrevistas serían dos días.—
—Y fue publicado un diecisiete, hoy es veinte— aclaró apenada —Créame que sería perfecta para cualquier trabajo, pero ahora los oficios están llenos, quizá el próximo mes tengamos un puesto para usted.—
Violeta perdió un poco los ánimos al escuchar aquello, un mes era mucho para ella, necesitaba un buen trabajo ya para seguir manteniendo a su familia, los pequeños trabajos que realizaba no le era suficiente.
—Entiendo— respondió resignada —Fue un error mío, debí leer bien la publicación, pero tiene razón, quizá vuelva el próximo mes— se puso de pie —Perdón por quitarle su tiempo, permiso— sonrió apenada.
—Espere— Violeta giró a verla, esperanzada —Puede dejar su número si desea, aveces se desocupan puestos en los primeros días, y si es así, puedo llamarla para...—
—¡Por supuesto!— respondió rápidamente —Usted solo llameme y estaré puntual, no importa qué trabajo sea— la secretaria sonrió por lo animada que estaba.
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A esa hora, Chiara se encontraba en el gran patio de su mansión como siempre lo hacía todas las mañanas, realizaba su rutina de pilates y ejercicios que venía haciendo desde que tenía solo quince años, durante esos cuatro años a logrado tener un cuerpo de ensueño, un cuerpo que muchas mujeres envidian y que a ella le encantaba presumir.
Pero había algo que la incomodaba, no podía concentrarse por la mirada de idiota que el jardinero tenía sobre ella, era todo lo que había hecho desde que ella había llegado, ya ni siquiera estaba cumpliendo bien su trabajo, se supone que las rosas no se deben de cortar, pero claro, pero él cómo se va a dar cuenta si está cortando mirándola a ella.
Chiara se enderezó dejando incompleto uno de sus ejercicios y se puso las manos en la cintura, suspiró exhausta y frustrada por la repetida situación, siempre era lo mismo, no podía realizar sus ejercicios sin que un baboso se le quede mirando.
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Lovesick Girls
FanfictionChiara recibirá un castigo por parte de su padre por ser tan mimada, vivir por un tiempo con una de las trabajadoras de su mansión, Violeta, la jardinera a quien a estado atormentando desde que ingresó a trabajar. |Adaptación de @MasiGG|