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Chiara despertaba por el llamado de Violeta, ella había despertado más temprano para poder darse una ducha y al ver que la pelinegra seguía durmiendo, se acercó para levantarla moviendo su hombro entre toques.

Vaya, hasta cuando dormía traía el ceño fruncido.

—Chiara— volvía a llamar.

—Déjame dormir— la morena se quejó, buscó la sábana con los ojos cerrados y al encontrarla, se cubrió por completo.

—Ya debes levantarte, es tarde— respondió Violeta.

Chiara, dudosa pero aún enfadada, se arrastró a su móvil que estaba sobre la mesita de noche y observó la hora: 4:20 a.m.

—¿Estás idiota? ¡Son las cuatro de la mañana!— reprochó Chiara volviendo a cubrirse.

—Levántate— Violeta ordenó, pero la morena la ignoraba —Chiara— ocurrió lo mismo —No me obligues a usar la fuerza— advirtió, no recibió respuesta, Violeta bufó y metiendo sus manos por debajo de las sábanas, tomos los tobillos de la chica —¡Levántate!— tiró pero Chiara se sujetó del respaldo de la cama con fuerza.

—¡Déjame dormir!— se quejaba en berrinches.

—¡Chiara!— Violeta tiró con más fuerza que la morena se elevó por unos segundos.

—¡Ya déjame!— Chiara removía sus pies —¡No tienes derecho de tocarme!— la empujó con los pies, logrando librarse y envolverse de nuevo para dormir.

La pelirroja bufó y se levantó las mangas, se detuvo a su lado y tiró la sábana de un movimiento.

—¡Oye!— Chiara se quejó. Violeta tomó sus manos y la llevó a ella rápidamente, colocándola sobre su hombro y sacándole de una vez por todas de la cama —Ya te crees mucho con esto, ¿Verdad? Te aprovechas porque tienes fuerza— Chiara colgaba resignada y con un puchero —Babosa.—

—Niñita— respondió Violeta al llegar al pequeño baño, la dejó en el suelo y le tendió una toalla —Ahora báñate.—

Chiara la recibió de mala gana y Violeta salió del baño, la morena giró para bañarse cuando quedó con la boca semiabierta al ver solo una tina con un balde llena de agua.

—Y si te quejas te baño yo misma— advirtió Violeta detrás de la puerta, Chiara se cubrió la boca de inmediato, negando.

Violeta la dejó sola y se acercó a la cocina para ir preparando el desayuno, cuando se aguantó la risa al oír el grito de Chiara.

—¡ESTÁ CONGELADA!—

Bueno, tal vez no debió ponerle hielo unos minutos antes.

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—¿Y aún así te atreves a decir que esa chica no es una mala compañía?— Juanjo la observó desde las escaleras, su hermana estaba a punto de volver a escaparse hasta que se detuvo en la puerta al escuchar su voz.

—Juanjo...— decía nerviosa.

—Te escapas de casa, llegas tarde, llegas ebria, desobedeces a tu familia y vas a calles peligrosas, en algún momento te pasará algo, Denna, y no vengas a llorar cuando nos necesites. Sabes que es lo que ella busca realmente, no eres ingenua, en cuanto te saque el suficiente dinero y ya no le sirvas, te dejará.—

Sin esperar respuesta de su hermana, Juanjo le dió la espalda para retirarse.

—Ella no es así...— pronunció con temor, antes que su hermano desaparezca de su vista —Ella es diferente...—

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Sólo minutos después, Chiara mirada el desayuno que estaba sobre la mesa.

Lovesick GirlsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora