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Violeta llegaba al coche e intentaba abrir la puerta sin que Chiara se le cayera o escapara, pero era difícil no sostenerla con ambas manos ya que la morena seguía pataleando.

Violeta la sostuvo con fuerza con una sola mano y se apresuro a abrir la puerta para volver a sujetarla.

La abrió por completo con ayuda de su pie y finalmente bajó a Chiara, ella quiso alejarse pero la sostuvo de su muñeca y batallaba para hacerla ingresar.

Logró adentrarla y al ver que quería volver a salir, la empujo de la cabeza para adentro. Cerró la puerta y corrió al otro extremo, entrando justo a tiempo para sostenerla y no permitir que saliera del coche.

—¡Suéltame!— la manoteaba.

—Con mucho gusto lo haría pero son ordenes de su padre— batallaba mientras intentanba encender el coche —¡Ya! ¡Compórtate!—

—¡No quiero!— intentaba pegar en la cabeza a la pelirroja, Violeta solo se cubría con su brazo.

El coche encendió y aceleró de inmediato, ya quería alejarse por completo de esa quisquillosa morena y continuar con su trabajo.

El recorrido fue muy estresante para Violeta, mantenía ambas manos en el volante y su expresión era de irritación y amargura pura, como si estuviera a punto de estallar.

Chiara llevaba picandole durante todo el recorrido con un lápiz, picaba su mejilla una y otra vez mientras se miraba las uñas.

—Deja de hacer eso— Violeta habló entre dientes.

—No quiero— se cruzaba de piernas —¿Por qué? ¿Te molesta?—

Violeta se mantuvo en silencio y apretaba el volante con fuerza, Chiara siguió picándole la mejilla y sorpresivamente para ella, Violeta giró su rostro y atrapó el lápiz de una mordida y se lo arrebató, tirándolo por la ventana.

Chiara estaba en shock.

—¡Salvaje!—

—¡Engreída!—

—¡¿Perdón?! ¡¿Como te atreves a hablarme así?!—

—¡Eso es lo que eres, una engreída, irritante y molesta niña mimada!—

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El señor Oliver esperaba impaciente a que Violeta llegara con su hija, caminaba por los espacios de su oficina cuando observó por la ventana que su coche iba acercándose y se aparcaba frente a su edificio.

Se acercó para asegurarse que así fuera, cuando giró los ojos al ver como la jardinera y su hija batallaban dentro del coche como si fueran dos niñas.

Bueno, al menos la trajo.

Se alejo para dar aviso a su socio de que su hija había llegado.

—Baja, por favor— Violeta abría la puerta para la morena.

—No— Chiara se mantenía de brazos cruzados.

Violeta suspiró y se atrevió a tomar su muñeca, tenía permiso de su jefe de usar la fuerza en este caso Chiara se rehusara a subir.

—¡No me toques!— intentaba soltarse pero Violet la sacó fuera del coche y nuevamente la cargó sobre su hombro —¡Bájame!— golpeaba su espalda.

—¿Quieres que gire otra vez?— advirtió.

—¡No!— se apresuro a decir, suspiró con resignación y se dejó caer como un saco —Llévame— murmuró por lo bajo.

—Así me gusta— pronunció para ella misma, sonriendo.

Caminó con ella balanceandose sobre su hombro y así ingresó a la empresa, las miraban iban a ellas mientras se acercaban a la recepcionista.

Lovesick GirlsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora