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Tal vez esté exagerando, o tal vez ella tenga razón, no quería estresarla más de la cuenta, pero cada día se sentía más sola y deprimida que no sabía si ella se daba cuenta.

Otra vez se encontraba esperando a que Violeta llegara a su cita y parecía ser que no iba a ser así, Chiara bajó la mirada a su móvil cuando recibió un mensaje y sus ojos entristecieron al leer lo que ya suponía iba a pasar.

"Cariño, lo siento, no podré llegar, salió una reunión importante y no puedo faltar, pero prometo que te lo recompensaré, ¿Sí? Adiós, te amo"

Chiara guardó el celular sin responder y salió del restaurante que había reservado solo para ellas, no le dió explicación a los empleados pero ellos supieron entender, sabían por su expresión decaída que algo había pasado y comenzaron a guardar todo para poder cerrar.

La morena llegó a su hogar y cuando ingresó a su cuarto, no tardó en quitarse el vestido rojo que había comprado para ese día y tirarlo a un extremo, regresó los pendientes y collar a sus cajones con molestia y decidió solo recostarse en ropa interior, comenzando a recordar porque es que odiaba a esa empresa.

Violeta veía su celular a escondidas mientras uno de sus empleados le presentaba un nuevo proyecto, otra vez solo la había dejado en visto, sabía que la había lastimado otra vez pero es que ella debe entender, debe mantener la empresa en el número uno, como lo había hecho desde hace un año en la cuál logró superar a los que estaban en la cima, y eso dependía de mucho tiempo y trabajo.

Violeta volvió a prestar atención al proyecto, hablaría con Chiara al volver a casa.

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—Kiki— la pelirroja, subía las escaleras junto a un ramo de rosas en sus manos, Lana logró escucharla y se acercó a la escalera antes de que subiera por completo.

—Señorita, Violeta— la pelirroja se detuvo a verla —La señorita Chiara no se encuentra.—

—¿A dónde fue?— preguntó curiosa.

—A salido a celebrar su cumpleaños junto a sus amigas, me informó que llegará en la madrugada.—

—¿Su cumpleaños?— se mostró sorprendida, sacó su celular rápidamente y observó la fecha, suspirando con frustración, se había olvidado —Gracias, Lana— subió rápidamente las escaleras.

Violeta llegó a su habitación y se quitó de inmediato el abrigo, el pequeño objeto plateado salió despedido del bolsillo y terminó rodando hasta terminar en el rincón del cuarto.

La pelirroja se quitó el traje negro que llevaba y comenzó a ponerse ropa más cómoda para ella, se vió la espejo rápidamente y asintiendo, tomó nuevamente el abrigo y se lo llevó con ella, no se había percatado del anillo en una esquina.

—Hola, Denna— conducía su coche por la oscura noche —¿Chiara está contigo?— esperó respuesta —Está bien, gracias, voy para allá.—

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—Está en camino— Denna veía a su amiga, Chiara sostenía en su mano una copa de vino y veía a la nada, pensativa. Se encontraban en una discoteca en el segundo piso, en la zona vip sin que nadie pueda molestarlas —Vamos, Kiki, debe tener mucho trabajo y entiendo que te moleste, pero se nota que te ama mucho.—

—Para mi reina— Ruslana llegaba con dos copas y le entregaba una a Denna, ambas se besaron cortamente y la pelirroja se sentó a su lado, abrazandola por los hombros, Chiara solo observaba entristecida.

—Te entiendo, Kiki— comentó Martin en el sillón de enfrente —Juanjo sigue trabajando hasta esta hora, está más emocionado por la inauguración de su propio bar que no a dormido desde ayer, ah pero cuando llega cansado pide mimos.—

Lovesick GirlsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora