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Chiara llamó a Lana desde su habitación, su grito fue una clara señal de lo enfadada que estaba, Violeta aún estaba sin asimilarlo, leía en documento y para ella era como si estuviera soñando, eso no podía ser real, era imposible que ahora sea la dueña de una millonaria empresa.

—Entonces, señorita, Violeta— el padre de Cris pronunció —¿Usted acepta lo que estipula el testamento?—

El pequeño cruzaba los dedos para que dijera que no, su padre ya lo había ilusionado con lo que podría obtener, sería el niño más exitoso en
Corea del Sur.

—Yo...— le era difícil responder, ¿No era una broma todo eso?

—Tranquila— interrumpió el abogado —Tiene dos días para dar su palabra, mientras tanto— se puso de pie —Nosotros nos retiramos y por favor— de su bolsillo sacó unas llaves, Violeta los recibió dudosa —Visite la empresa para que esté segura de su decisión, el señor Oliver confía en usted, tome la decisión correcta.—

Los mayores hicieron una corta despedida y salieron de la mansión, junto con el pequeño.

—Violeta— la pelirroja giró al llamado, aun no salía de la sorpresa —Por pedido de la señorita Chiara— Lana comentaba apenada —Por favor, retirese usted también.—

—Pero... Yo no sabía nada— volvía a explicarse —No puede enfadarse conmigo— pronunciaba preocupada, no quería que Chiara la odie.

—Lo sé, pero esté tranquila, la señorita solo quiere estar sola por un tiempo, necesita asimilarlo— Lana lograba entender a Chiara, ella a estado desde que la pelinegra era una niña —Por favor, entiéndela, su padre acaba de fallecer, fue un duro golpe para ella, y ahora se entera que su padre le dejó la empresa a usted, alguien con quien no comparte ningún vínculo.—

—¿Puedo hablar con ella un momento?— pedía —Necesito que me escuche.—

—Violeta, dale su espacio, no la presiones.—

La pelirroja, dudosa y mirando por dónde se encontraba el cuarto de Chiara, asintió muy a su pesar.

—Está bien...— suspiró —Yo iré a mi casa a... Pensar, no lo sé, tampoco logro entender— pronunció estresada —¿Por qué yo? Tenía que dejarlo a Chiara, ella es su hija, o incluso podría haberlo dejado a Denna, no lo sé, ¿Por qué a mí?—

—Violeta, ¿Aún no lo ves?— la pelirroja la vió extrañada —Eras la mejor opción, alguien noble, alguien en quien podría confiar ciegamente, él...Él también las vio juntas, las vió felices en el jardín, cómo jugaban, como se molestaban, hasta vió como Chiara te pidió ser su novia...— sonrió con nostalgia —Él ya te consideró parte de la familia en cuanto supo que hacías felíz a Chiara, por eso te dejó la empresa, porque lo necesitas, y porque sabe que cuidarás a Chiara como él hubiera querido hacerlo, por favor— tomó su mano con cariño —Piénsalo bien, ¿Sí?—

Cerca de las escaleras, Chiara escuchaba todo con lágrimas en las mejillas, observó a Violeta mientras se abrazaba ella misma y seguía escuchando.

—Él pensaba...— Violeta estaba pensativa —¿Qué me llegaré a casar con Chiara?—

—Es lo que espera...—

—Pero eso nadie lo puede saber— quitó su mano, empezaba a molestarse que le hayan entregado una responsabilidad tan grande —Apenas llevamos unos días, ¿Cómo podría haber pensado que terminaría casada con ella? ¿Ahora que se supone que haga? ¿Que le pida matrimonio a Chiara para no decepcionar al señor Oliver? ¿Para que la empresa siga siendo de la familia sin importar lo que pienso?—

—¿Acaso no ama a la señorita Chiara?— preguntó preocupada.

—Lo que sienta no importa ahora, tomó una decisión pensando solo en él, sin pensar en lo que sentiría su hija al dejar algo de su familia a una extraña, lo siento pero esa empresa pertenece a Chiara, solo a ella, yo no voy aceptar— dejó las llaves en la mesa y sin esperar respuesta se dirigió a la salida y salió furiosa, no iba aceptarlo, estaba decidida.

Lovesick GirlsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora