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Los meses habían pasado y a tan solo dos días, las amistades de Chiara y Violeta ya estaban listos para la despedida de soltera que les habían organizado.

Por pedido de la morena, y ya que Violeta había estado de acuerdo, la fiesta sería a la misma hora y casi en el mismo departamento, pero Chiara estaría en la terraza del edificio uno y
Violeta en la terraza del edificio del frente.

Ruslana por supuesto que estaba en el círculo de amistades de Violeta y habían nuevos amigos que la pelirroja había ganado durante estos dos años en la empresa.

—¿Por qué aceptaste?— Ruslana estaba sentada en el sofá blanco junto a un vaso de vino, el leve viento movía su cabello —Siento que nos vigilan— miraba al frente, parecían que ellas se estaban divirtiendo más, incluso Juanjo bailaba serio al lado de su sonriente hermana.

—¿Y cuál es el problema?— respondió Violeta, apenas había llegado hace minutos. Dejó su saco sobre el sillón y se sentó al lado de la pelirroja mientras aflojaba su corbata —Vaya, creo que se están divirtiendo— Chiara sí que tenía muchos invitados, ella estaba bailando con un vaso en mano y todos comenzaron a animarla cuando lo tomaba todo, el ruido de la música era más fuerte que la de ellas.

—Creo que te voy a dejar y me voy a ir para allí— lo estaba considerando seriamente.

—Ni lo pienses, ya te acepté como la madrina de mi boda, si te vas se lo daré a mi hermana— advirtió.

—¿Hola?— ambas giraron ante la voz y la miraba de Violeta se cruzó con la de Salma, ambas se sonrieron con cariño.

Violeta la había invitado, quizá así pueda hablar con Chiara en algún momento, pero la pelirroja notó un detalle, detrás de ella llegaba una chica de cabello liso, parecía tímida, y lo que más le alegró ver a Violeta, fue que estaban tomadas de la mano.

—Perdón por llegar tarde— pronunció Salma.

—No te preocupes, no te perdiste de nada— Violeta llegaba frente a ella —Gracias por venir— ambas se abrazaron.

—¿Interrumpo algo?—

Ambas saltaron del susto cuando Chiara apareció de la nada al lado de Violeta.

—¡Jesus Kiki!— gritó Violeta —¡No hagas eso!— pidió la pelirroja respirando agitada, trataba de calmarse —¿Eres ninja y no me enteré? ¿Cómo llegaste tan rápido?—

Era imposible que Chiara bajara los quince pisos y subiera los otro quince tan rápido, hace solo segundos que la había visto bailar junto a
Denna.

—¿Qué haces aquí?— Chiara se plantó firme delante de Salma, traía los brazos cruzados y mirada seria.

Leire no sabía si interferir, ¿Y ella quien era?

—Mira, Chiara— Salma respondió lo más amable que podía, no quería armar una discusión frente a Leire —Estoy aquí porque Violeta me invitó, ¿Está bien? Y si piensas que aún sigo detrás de ella, déjame decirte no es así, eso ya quedó en el pasado— tomó un pequeño tiempo para decir lo siguiente —Y sobre eso, quisiera pedirte que me disculpes— lo decía sinceramente —Sé que hice mal y actúe sin pensar, me dejé llevar, en verdad lo siento.—

Chiara seguía observandola, no sabía si creerle.

—Cariño— Violeta giró los ojos —Ya pasaron dos años, además está saliendo con alguien ¿puedes olvidarlo?— Chiara lo estaba pensando —cariño...— volvía a mencionar y la morena bufó.

—Está bien— aceptó y Violeta la abrazó, estando contenta por su decisión —Pero se va conmigo, no aquí— Salma se sorprendió cuando Chiara tomó su brazo y fue caminando con ella a la salida.

Lovesick GirlsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora