Lovesick Girls

38

En cuanto Denna llegaba al edificio solo unos cuantos metros detrás de Ruslana, Omar la iba a recibir pero la pelirroja esquivó el beso, poniendo en una situación incómoda entre ambos, incluso a Denna quien solo siguió su camino.

—¿Pasa algo?— preguntó Omar —Anoche te llamé, pero no respondías mis llamadas, estaba preocupado.—

—Omar...— pronunció apenada, pero tenía que hacerlo —Tenemos que hablar— esas palabras causó un temor en el mayor, esas palabras casi siempre son malas y podría adivinar a lo que iba.

—Está bien...— asintió con tristeza reflejada en su rostro —¿Ahora?— Ruslana asintió.

—Te espero en mi oficina— dudosa por como despedirse, dejó de pie a Omar en medio de la recepción.

La secretaria levantó la mirada frente a ella cuando escuchó un sonido de notificación, en la puerta estaba Alex y veía su móvil, parecía preocupado y ambos parecían sospechar lo que pasaba con tal solo encontrar sus miradas.

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En el centro nadie se había enterado sobre lo que había ocurrido en el baño, Suzete había decidido irse sin que nadie lo note, se sentía humillada por Bea y se sentía aún más molesta cuando Julia no quiso ir a golpear a la más alta, según ella quería cambiar y eso haría, estúpidas palabras de una chica débil.

Sin Julia a su lado sería más dificil mandar en la escuela, ella no sabía pelear como su amiga lo hacía.

Al terminar las clases los alumnos comenzaron a retirarse, la salida estaba repleta de jóvenes conversando o esperando algún taxi.

Leire salía junto a su nueva amiga, Sabela le había caído muy bien, le encantaba que era muy graciosa y no le importara su timidez, ella solo te sonreía y con eso era suficiente, era muy carismática.

Ambas detuvieron sus pasos cuando un lujoso y hermoso coche se estacionó frente a la escuela e impresionó a todos los presentes.

Leire reconoció el auto y simplemente decidió ignorarlo y seguir su camino, Sabela no supo porque su gesto de tristeza y enojo, pero la siguió igualmente.

—Leire— Salma bajó del coche de inmediato, caminó de prisa para alcanzarla sin importarle ser el centro de atención para todos —Espera— se interpuso en su camino, la rubia quiso esquivarla pero Salma seguía la dirección que tomaba.

—Déjame pasar— pidió con la mirada baja.

—Por favor, hablemos, no podemos solo ignorar lo que pasó, en serio quisiera que me escucharas unos minutos— la rubia notó un ramo de rosas en su mano, con eso solo la está confundiendo más —Es para ti— ofreció.

—Por favor, solo vete— no soportaba todas las miradas, la ponía nerviosa.

Sabela pudo notar la incomodidad de Leire y no dudó en ayudarla, se acercó colocandose a su lado y cruzó miradas con la chica por un momento para después mirar a Leire.

—¿Estás bien, cariño?— tomó su mano y la entrelazó, fue cuando Salma observó esta acción extrañada y su mirada se fue directo a
Sabela.

Leire también se había sorprendido por esto.

—¿Quién eres tú?— preguntó Salma con duda.

—Soy su novia— respondió tranquila —¿Y tú quien eres?—

—No es nadie— respondió de inmediato Leire
—Vámonos.—

Sabela asintió y caminó junto a la rubia, dejando sin palabras a Salma y aún con todas las miradas puestas en ella.