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Los besos no cesaban, solo se dejaban llevar por lo que sentían y por lo que por mucho tiempo se negaban a aceptar.

Violeta se sentó en sus piernas y se quitó la molesta camiseta que llevaba, quedando solo en sujetador, Chiara no quitaba su mirada de ella.

La pelirroja volvió a recostarse y esta vez guío sus besos a su cuello, sus manos acariciaban sus piernas y Chiara suspiraba ante el toque de la pelirroja.

Violeta llevó sus manos al borde de la sudadera de la morena cuando Chiara también bajó sus besos a su cuello, a su clavícula, la sudadera no tardó en caer a un lado de la cama al igual que Violeta no tardó en volver a besarla con ansias.

Se mantuvieron en un beso hambriento, disfrutaban del calor de sus cuerpos y las caricias que este recibía.

Violeta fue deteniendo sus besos lentamente, dejando espacio para que ambas escucharan la respiración agitada de la otra.

Chiara abrió los ojos y se encontró con la mirada de la pelirroja, Violeta llevó su mano a ella y acarició su mejilla con toques suaves, delicados, solo admirandola en la poca luz que había.

—Estamos ebrias...— comentó casi en un susurro
—Debemos parar.—

—No quiero hacerlo.—

—No podemos seguir, Kiki.—

—Tengo miedo...— en la mirada de Chiara se reflejaba tristeza.

—¿A qué?— se miraban a los ojos.

—A que solo me hayas correspondido por el alcohol... No quiero saber que no sientes nada por mí.—

—¿Sientes algo por mí, Chiara?— en sus ojos había esperanza.

—Sabes que soy muy orgullosa para decirlo...— esta vez fue Chiara quien acarició su mejilla —¿Tú sientes algo por mí?—

Violeta desvió la mirada.

—No lo sé...— respondió en voz baja —Por eso debemos parar.—

Chiara asintió con tristeza.

Dudosa, quitó su mano de su cintura y dejó de tocarla, Violeta también dudó, quería decirle algo pero no sé atrevió a decirlo, en silencio se alejó de ella y se recostó a su lado.

Ninguna se miraba.

—Descansa...—

—Descansa...—

Violeta cerró los ojos y suspiró, se dió vuelta y le dió la espalda, era mejor dormir y hablarlo por la mañana, al instante que cerró los ojos, sintió el brazo de Chiara abrazarla de la cintura y su frente posarse en su nuca, la morena quería estar cerca de ella, así sea solo esa noche.

Violeta no la quitó, en cambio acarició su mano y dejó que el sueño le ganara, Chiara aún seguía despierta, trataba de aguantar el sueño lo más que podía, tenerla en sus brazos la hacía sentir tranquila, felíz, y no quería que acabara.

—Me gustas...— susurró, aún sabiendo que Violet ya estaba dormida —Pero sé que somos muy distintas.—

Luego de unos minutos, Chiara se quedó dormida abrazándola, quizá por la mañana se olviden, quizá vuelvan a pelear, pero nada cambiará lo que había pasado.

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El gallo mayor caminaba por la sala, llegaba a la cama dónde dormían ambas chicas y saltando, se acomodó para caminar hasta estar sobre el pecho de la morena, Violeta dormía en uno de sus brazos.

El gallo se agachó levemente y aleteando sus alas, soltó un fuerte canto que hizo saltar a ambas.

Chiara se levantó asustada y al girar, para su alivio, solo había sido el gallo, pero de pronto sintió el dolor de cabeza de la resaca.

Lovesick GirlsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora