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La boda se realizaría en los próximos cuatro meses mientras los organizadores planeaban
todo a la perfección.

Ambas estaban felices por su compromiso y la noticia no tardó en llegar a sus leales amigas.

Una cena había sido la escusa perfecta para anunciarlo, en cuanto pidieron un pequeño silencio, se miraron complices y levantaron sus manos, los brillantes diamantes relucieron a simple vista, dejando con la boca semiabierta a ambas amigas.

—Exijo ser la madrina— Denna golpeó la mesa de la nada que logró asustar a las tres chicas, su expresión era desafiante —No pienso aceptar que otra vaya, Chiara, te lo advierto— señaló —Más te vale que hayas pensado en mí, ¿Oíste?—

Chiara solo giró los ojos.

—¿Y a quien crees que le voy a pedir que sea la madrina? Es más que obvio, Denna. Mi primera opción fuiste tú, no tienes porqué ponerte así.—

Denna sonrió conforme por lo que había escuchado.

—¿Y tú?— Ruslana apoyó sus codos en la mesa, miraba fijamente a los ojos de Violeta —¿A quién elegiste?—

—Es obvio— respondió comiendo y la pelirroja sonrió, Violeta era una buena amig... —A Tana.—

—¡¿Cómo que a Tana?!— Ruslana se puso de pie —Yo soy tu mejor amiga— apoyó sus manos en la mesa —Yo estuve allí cuando llorabas por Maricucha, yo te enseñé a conducir un coche, yo te enseñé a beber, ¿Y no voy a ser tu madrina de bodas?— pronunció indignada.

Violeta suspiraba y el resto intentaba no reír.

—Ruslana— pronunció y la pelirroja le puso atención —Sabías de mis problemas económicos y siendo millonaria no me ayudaste— silencio
absoluto —Me iban a quitar la casa.—

—B-bueno...— desvió la mirada, no sabiendo qué decir —Era un secreto después de todo, ¿No?— salió a la defensiva —Además, si te hubiera ayudado no estarías hoy aquí comprometida con Chiara, es más, agradece.—

—¿Cual agradece?— se puso de pie también —Hasta me cobrabas por arreglar mi bicicleta, y ni querías pagar cuando saliamos a comer porque decías que no traías dinero, egoista.—

—Pero te pagaba el pasaje.—

—¡Solo fue una vez!—

Comenzaron un intercambio de palabras dónde cada una le sacaba en cara lo que había hecho, Chiara y Denna cruzaron miradas y solo optaron por ignorarlas, ambas amigas comenzaron a hablar entre sí y apreciar el anillo que la morena traía en su dedo anular.

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Salma escuchaba aburrida al chico que tenía al frente, se encontraban en una cena, en un restaurante por asuntos de negocios para poder construir otra escuela mucho más avanzada.

Seguía escuchando cuando un movimiento al lado del ventanal que daba vista a la calle llamó su atención, era una chica rubia pasando para poder entrar al restaurante.

No le tomó importancia y volvió su vista al mayor, este seguía hablando y hablando y Salma ya no sabía si lo estaba escuchando realmente, sus pensamientos iban a una chica en particular.

—Disculpe— interrumpió Salma —¿Le parece si hablamos de esto después? Tengo que ir a otro lugar— pidió amablemente.

—Claro, no hay problema— asintió, poniéndose de pie —¿Cuando podremos hablarlo?—

—No se preocupe, mi secretaria lo contactará— respondió sin ánimos.

El señor asintió y tomando su maleta, se retiró del restaurante. Salma se puso de pie con la intensión de también irse, cuando al cruzar la puerta y mirar inconscientemente por el ventanal, observó esos ojos tan familiar que la hizo detener.

Lovesick GirlsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora