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Chiara no había salido de su habitación desde lo ocurrido, la simple idea de encontrarse cara a cara con la jardinera la aterraba, y en lo más alto de su ego, la humillaba.

Por décima vez en el día lavaba con frenesí su boca al recordar lo que había pasado, se miró al espejo y los recuerdos invadieron su mente, haciendo que sacuda su cabeza como si fuera a desaparecer.

—¡Te destesto00000!— gritó en rabieta —¡Te detesto! ¡Te detesto! ¡Te detesto!—

Violeta giró los ojos al escucharla, con ese ya eran como veinte insultos que le daba.

—Exagerada— pronunció Violeta sacando su bicicleta para irse, ya estaba anocheciendo.

Flashback

Para que deje de molestaradvirtió. Su expresión de enojo desapareció cuando Chiara salió flotando boca abajo, tenía sus extremidades abiertas y no sé movía ¿Señorita? palideció.
Chiara parecía no reaccionar y eso alarmó a la jardinera, de inmediato corrió y saltó para poder salvarla.

Tomó a la morena en sus brazos y nadó en retroceso hasta llegar a las escaleras y poder cargarla en brazos, dejándola con cuidado sobre la hierba.

—¡Señorita!— pronunció agitaba, tomó sus mejillas y trató de reanimarla, pero no respondía.

Acercó su oído a su pecho y sintió un leve alivio al notar que aún respiraba.

No tenía otra opción.

Chiara estaba apunto de reír por su broma de mal gusto cuando se inmovilizó por completo cuando Violeta tomó su boca y unió sus labios a los de ella.

Sus mejillas se inflaron como las de una ardilla cuando Violeta sopló.

La jardinera estaba por hacer presión en su pecho cuando el ya tan estresante grito agudo de Chiara volvió a oírse por toda la mansión.

Violeta volvió a cubrirse los oídos.

—¡No, no, no, no!— Chiara le levantó entre tropezones y salió corriendo a la casa, gritando —¡Mi primer beso! ¡No!— cerró la puerta de su habitación y comenzó a llorar y patalear en su cama —¡Idiota!—

La pelirroja no supo cómo reaccionar, ella solo quiso salvarla, además, ¿Eso se considera un beso?

—Oye— Violeta llegaba debajo de su ventana y levantó su voz para que la oyera —No es para tanto, si hice algo mal, disculp...— un oso de peluche de un metro le cayó encima, tumbandola.

Fin del flashback

Violeta llegó a su casa media hora después, su madre ya estaba descansando y su hermana trataba de arreglar la señal del televisor parándose de puntitas y estirando la antena de conejo.

—¿Ya comiste?— se quitaba la chaqueta, necesita una ducha pero ya.

—Sí, mamá dice que termines toda tu cena o mañana cocinas tú— se sentó sobre su cama, ya iba a empezar la novela.

Violeta sonrió por la advertencia de su madre.

—¿Vas a ver tu novela?— tomaba la toalla que estaba envuelta a los pies de la cama.

—Pues sí— Tana recordó un detalle, hace solo unos minutos había llegado una carta y no pudo entregársela a su madre ya que estaba durmiendo —Oh, Vio, esto llegó hace un rato— tomó la carta que había puesto debajo del televisor.

Violeta lo tomó y Tana volvió a su lugar.

La pelirroja comenzó a leerlo y sus gestos fueron entristeciendo, era un nuevo aviso de embargo, le daban exactamente una semana para pagar los veinte mil euros o tomarán su casa como pago.

Lovesick GirlsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora