XXXIX: "Oso de felpa".

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—¡Feliz cumpleaños!—exclamaron los chicos saliendo tras los sofás

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—¡Feliz cumpleaños!—exclamaron los chicos saliendo tras los sofás. Las serpentinas volaban por los aires y él lucía realmente feliz después de destaparle los ojos con el pañuelo que traía. Rodeé su cintura con mis brazos y reposé mi mentón en su hombro y él instantáneamente sonrió más, sus pliegues apareciendo en ese preciso instante y sus ojos mieles eran sencillamente dulces de ver cuando los esbozaba con aquella dulzura que le caracterizaba a Liam Belzer, casi deseaba poder sacar a todos del departamento y arremeter contra él porque era sumamente adorable para ahora tener 20 años, y es que esa cara de bebé no se la quitaba nadie ni aunque se haya dejado algo de barba en sus mejillas y sus facciones se hubieran endurecido haciéndolo parecer mayor pero la verdad es que el chico me derretía con su apariencia de niño bueno bien portado cuando en otros lugares era una bestia en buen sentido, especialmente si ese buen sentido era él dentro de mí contra una pared y uh, sí, siguiendo al tema, él se veía realmente lindo que me robaba una sonrisa inmediata y él pasaba a la habitación recibiendo felicitaciones atropelladas, seguido de mí a su espalda.

Liam se separó de mí con un pequeño beso en mi sien izquierda y caminó hacia Nathan, que le tendía un regalo con etiqueta de: “de parte de Nathan y yo (Finn)” y sonreí de ternura viendo el par de comprometidos darse sonrisas idiotas mutuamente hasta que Finn recordó que yo existía y se acercó a mí, emocionado.

—Ian, Ian, Ian—Sonrió aplaudiendo como no debería hacer un chico normal de 20 años, lo que se eliminaba automáticamente porque solo había que mirar a Finn unos momentos para descartar su normalidad—. ¿Cómo estás? ¿Te vas a comer a tu lindo novio? O... Lo vas a guardar tras la cena romántica, créeme que por más que quieras guardarlo para eso no resistes. Experiencia propia —declaró, levantando su mano y luego señalando a Nathan, que lo veía de reojo con adoración. Adorable par.

—Estoy bien—Sonreí—. No lo voy a comer, voy a saborearlo y además tengo un regalo preparado para él—susurré, sonrojándome de pronto ante la mirada pícara de Finn—. Y... ¿Cómo va el asunto del compromiso?

Los colores se le subieron a Finn y empezó a revolverse en su lugar de pronto.

—Vamos bien... O eso creo, en realidad no hemos hablado de eso, apenas le comenté a mi madre y casi me mata porque aunque le cae bien Nathan no cree que vaya a durar mucho, ¿sabes?—murmuró con desgano—. Solo yo puedo decidir cuanto dura y daré lo mejor de mi aun si esté destinado a fallar y termine mal porque yo amo a Nathan, lo amo mucho—Sonrió con dulzura, como si fuera lo único necesario para responder todo. Me imaginé pidiéndole a Liam algo parecido a un “eterno siempre” y los colores se me subieron al rostro en un instante, casi sintiéndome morir de imaginar su rostro rojizo ante el cuestionamiento—. Por lo que veo, lo andas pensando.

Palabras de miel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora