Mi mirada se encontraba puesta en el chico con expresión confusa cogiendo una carta del buzón colocada a propósito por mi hermana. Nos encontrábamos ocultos tras la pared del vecino del chico de ojos color miel. Él sacó unos lentes de lectura de su suéter gris y los colocó sobre su pequeña nariz rojiza.
Recordé con bochorno y tristeza cada palabra que había escrito porque sabía que había sido un estúpido al firmar con el nombre de la sujeto a mi costado dando saltos emocionada ante la expresión sonrojada que aquel chico estaba tomando. Realmente patético a decir verdad, pero el caparazón que yo mismo había formado me había hecho actuar de una manera tan estúpida como aquella. Los matices rosáceos de sus mejillas se incrementaban cada vez más al seguir bajando en el contenido de esa patética carta y contemplé como su diminuta sonrisa se ensanchaba en sus labios rosáceos. En ese momento no pude evitar el desear qué ojalá aquel sonrojo fuera por mí.
Aunque en parte era cierto.
Luego me arrepentiría en la soledad de mi habitación deseando que un pequeño pedazo de tu corazón pensara en mí. No sabía por qué deseaba eso pero a decir verdad eso era lo que me dictaban mis tortuosos pensamientos mientras el chico se guardaba el sobre café en su suéter. En aquel momento sólo podía pensar en su diminuta sonrisa y el resto del matiz rosáceo en sus pómulos de conejo.
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Palabras de miel.
RomanceEnamorarte de unas palabras es fácil. No, en serio es terriblemente fácil y más para Ian Hargitay. El responsable es Liam Belzer. Pero no sólo serán palabras de miel las que enamoren a ambos, también serán los actos que hagan participe el otro. "...