Enamorarte de unas palabras es fácil. No, en serio es terriblemente fácil y más para Ian Hargitay.
El responsable es Liam Belzer.
Pero no sólo serán palabras de miel las que enamoren a ambos, también serán los actos que hagan participe el otro.
"...
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En Mayo hacía un extremo calor. O al menos así lo sentía mientras tentaba los huevos de la hija de mi tortuga. Había traído nuevamente mis mascotas desde que hablé con el dueño del departamento y finalmente me dejó traer mis mascotas por los que aquel día estaba jugueteando con un lindo gato viejo y gordo acostado en la nueva cama que compartiría conmigo desde el momento en que pisó suelo.
El celular empezó a sonar y refunfuñé entre dientes, atendiando la llamada al instante. La voz de Ansel llenó la habitación al ser colocada en altavoz y entonces hubo un gran intercambio de información al haber viajado a Canadá para estudiar. Al parecer tenía un pequeño puente y lo quería pasar conmigo para entregarme un obsequio que tal vez le gustaría a Liam, por lo que después de alimentar a mis mascotas y asegurar las ventanas y puertas, salí del departamento al encuentro de Ansel.
Liam no estaba aquel día, había iniciado el último trimestre y las responsabilidades eran las más grandes además de tener un sumario obligatorio que rendir por lo que la mayoría del tiempo la pasaba en la biblioteca recolectando libros y se había excusado miles de veces conmigo porque él insistía en que debía asegurarse comprender bien el tema. Responsable de su parte pero algo triste para mí.
Entonces terminé yendo hacia Ansel y pasamos el día juntos y ella me entregó un peluche de doctor junto a unas pulseras a juego. Le agradecí con un abrazo enorme.
Y entonces todo comenzó desde allí.
La Universidad era gigante, tenía de todo y todas las personas en los nulos tiempos libres que tenían les gustaba hacer revueltas porque lo consideraban divertido. Fue cuando de repente, las miradas de todos cambiaron hacia mí, en ese momento no lo comprendí porque realmente no lo hacía, nadie me habló ese día, lo que fue extraño porque me llevaba con todos los de las clases. Y el caos se desató cuando regresé al departamento y Liam estaba sentado en la entrada, esperándome. Me acerqué a darle un beso de bienvenida pero el corrió la cara y entonces sentí que algo iba obviamente mal.
—¿Aún no soy suficiente?
Lucía tan quebrado, sus ojos estaban rojos, ¿él había estado llorando? Me preocupé al instante y me arrodillé a su lado, levantando su mentón y tratando de que me viera a los ojos. Cuando lo conseguí, sus ojos se aguaron, aquellos lindos ojos mieles se aguaron, humedeciendose de repente cuando entabló una mirada conmigo.