Palabras de miel.

XLIII: "Muñeca de porcelana"

—Aléjate de mi hijo.

Las llamadas eran cada vez más constantes con aquel mismo mensaje pero siempre solía colgarlas después de esa frase. Por alguna razón no lo quise hacer esta vez porque me daba curiosidad el alcance que tenía esa señora.

—No lo haré. ¿Qué piensa hacer al respecto?

—Mi marido está con deudas y hemos encontrado a una chica con un mayor rango de riqueza que el tuyo, Liam se va a comprometer con ella la próxima semana si todo sale bien, el estará feliz de ayudar a su familia, ¿no lo crees? Es una muy buena manera de acabar todo esto y Liam es tan amable que nunca dirá no, ¿estoy en lo correcto?—Eso era cierto—. Es una lástima cariño. Liam es capaz de todo por su familia, inclusive lo que podría quitar toda su bondad, tu sabes usar a las personas pero afortunadamente yo he podido aprender ese talento mucho mejor que tú, definitivamente. ¿Crees que no lo haría? En este momento, Liam está con esa chica y olerás su perfume en su ropa, entonces sabrás que estoy diciendo la verdad. ¿Eres tan insoportable e impertinente que acabarás con la personalidad de la que te enamoraste? Déjame decirte que eres tremendo egoísta, podría atreverme a decir que tal vez eres más egoísta que yo pero bueno, tú y yo sabemos que eso es imposible. Puedes simplemente alejarte de mi bebé por las buenas y yo buscaré el modo de escapar de esta encerrona y poder seguir costeando la universidad de mi hijo que está recibiendo su educación y es realmente feliz con su profesión de alto nivel, ¿pretendes que se quede sin estudiar el resto del semestre y luego regrese a una universidad pública? Te creía una mejor persona, Ian. ¿Pretendes quitarle el sueño a mi bebé? Eres realmente de lo peor. Uh pero mira soy una buena persona, puedes alejarte tu y evitar que su felicidad se extinga porque sabes muy bien que una vez casados una mujer y un hombre deben tener sexo y tal vez haya un bebé que Liam haría para amarrar a la chica y a él, toda la vida. Puedes decidir en este momento, te doy diez segundos desde ahora, cariño.

¿Esta mujer estaba loca, acaso? Estaba realmente enferma e insana desde lo más profundo de su cabeza. ¿Cómo podía plantear aquella situación de repente? ¿Acaso no tenía un sentido de lástima o de querer ser una buena madre en el sentido óptimo de la palabra y no de uno realmente vago y ensordecedor? Era estúpido. Pero era verdad, ¿era esto una encerrona? Jesús, yo no puedo hacer milagros pero puedo simplemente hacer lo mejor que considere para él aun si la decisión pueda destruirnos a ambos pero él entonces podría superarlo pero, ¿un matrimonio? Ni de coña. Él era mío, él era mío y solo me pertenecía a mí y a mis sábanas y a las suyas, no de una tipa rica que solo le vería el cuerpo que tiene como un trozo de carne y sería más bonita que yo, además de que tendrá toda la vida preparándose para ser una esposa y...