Enamorarte de unas palabras es fácil. No, en serio es terriblemente fácil y más para Ian Hargitay.
El responsable es Liam Belzer.
Pero no sólo serán palabras de miel las que enamoren a ambos, también serán los actos que hagan participe el otro.
"...
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Probablemente alguien me estaba cargando en su espalda, mis sentidos estaban dormidos así que no podía identificar con claridad el sujeto perteneciente de aquel dulce olor, lo único que me hizo darme cuenta quien era fue el sentimiento que florecía en mí al estar en aquella espalda ancha y el cabello llegando a la nuca que rozaba mi nariz, la barba pequeña rozaba mis manos que rodeaban el cuello de Liam. La temperatura estaba más baja de lo normal por lo que no era una gran sorpresa en realidad que estuviera nevando y sintiera unos cuantos abrigos cubriendo todo de mí, tenía la vaga sensación de estar portando un beanie al sentir mi cabeza más cálida, uh sinceramente quien sabe.
Así que finalmente llegué al camino del despertar.
Unas manos sujetaban mis muslos y yo bostecé, sintiendo mis manos frías y veía cómo una chica castaña llevaba unas cuantas maletas consigo misma y más atrás, venían más voces irreconocibles hasta que levanté el rostro y un pequeño pedazo de nieve cayó en la ropa del sujeto que me cargaba y me percaté de la situación un tanto incómoda pero placentera. Deslicé mis manos a sus hombros y los pómulos de sus mejillas se levantaron y casi quería torcer medio cuerpo para ver aquellos lindos pliegues mostrarse plenamente y murmuré un simple “hey...” lo que él respondió con un “hey” más enérgico de su parte.
—Duermes un poquito mucho, ¿no?—dijo girando ligeramente su cara ofreciéndome su sonrisa y yo besé su mejilla con cariño sin dejar el tiempo necesario para que él desviara y el beso llegara a sus labios y él refunfuñó ante eso—. Eso es cruel.
—Cruel es bueno, cállate—demandé con satisfacción—. Me gusta dormir, ¿no te habías dado cuenta antes en las demás ocasiones en las que hemos dormido juntos?
—Sí he leído Maze Runner—Se ufanó de si mismo—, y si me doy cuenta, pero estoy ocupado sacándote fotos—Me provocó, y lo logró hacer al enrojecerme—. No es cierto, no soy tan así.
—¿Tan?—inquirí con la ceja alzada, él asintió con un pequeño rastro de sonrisa en sus labios.
—He de confesar que te ves adorable al abrazar la almohada pero me siento celoso—Bromeó. Me oculté entre sus omóplatos y sonreí para después demandar que me bajara. Él obedeció, dejándome en el lugar con vasta nieve a su alrededor, probablemente me había perdido el recorrido hasta acá por lo que admiré el paisaje. Por el extremo vi a mi pareja favorita estar abrazándose sin decir nada más en lo absoluto, estaban simplemente allí con miradas de idiotas que quisiera no tener cuando vea a mi objeto de adoración.