048; La tinta de la historia.

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"La tinta de la historia"

Todos alguna vez escuchamos el mito de Cupido ¿no? Tsuki se odio a si misma luego de imprudentemente comparar su puntería con la de un Dios. Siempre pensó que solo se trataba de una leyenda y esa idea desapareció cuando sus labios tocaron los de Naruto.

Su madre le habló por primera vez sobre Afrodita le advirtió jamás decir que su belleza igualaría o superaría a la de una diosa. Tonterías, son historias ficticias, cuentos de hadas que los padres se inventan. Bueno... Hubiese deseado que también le avisaran sobre Cupido.

Un dios molesto que disfrutaba sufrir a los seres humanos con sus flechas hechizadas, jamás debió alardear sobre sus habilidades aquel día que acertó en todos los blancos.

"¿Lo viste nii-san? ¡Ni siquiera Cupido lograría hacer esto!" Tsuki, Tsuki, Tsuki... Jamás debiste hacer eso.

Conocerás al amor de tu vida, y te amara con su vida. Pero tu solo podrás hacerlo infeliz.

¿Existiría una flecha que pudiera maldecirla con ese conjuro? Ella pensaría que sí, y ya no parecía un simple cuento tonto.

Adoraba como nadie tendría idea a Naruto, daría todo lo que tuviera en sus manos para volver a besarlo, aunque fuera solo una vez más. Destruiría el jodido mundo solo por él y ese era el problema. Nadie en este mundo ama con tanta intensidad como un Uchiha.

Lo amaría hasta dar su ultimo aliento. Hasta que su corazón dejara de latir y aun asi... Jamás podría tenerlo, por todos los cielos, cada vez que estaba cerca terminaba por lastimarlo de una u otra forma, era como hielo y fuego destruyéndose entre si con un simple tacto.

Pero esa sensación era adictiva, al menos para Naruto. Poco le importaba si tenía que traerla de vuelta por la fuerza, lo haría era una promesa. Aunque tuviera que reducirse a cenizas para lograrlo, la prueba estaba en la boba sonrisa que tenia en los labios camino a Konoha.

Siguiendo la metáfora "La historia de nosotros ahora parece una tragedia", Uzumaki se dijo a si mismo que de nuevo todo podía continuar, tenían la tinta suficiente para convertir la noche lluviosa en un día nublado cubierto por un bonito arcoíris.

Pero Tsukikari no era capaz de ver a su sol y no encontraba algo positivo. Las gotas de lluvia mojaron su cara, intentando recuperar su chakra. Tenia solo un par de minutos mientras Tobi preparaba todo para trasplantarle los ojos de Uchiha Fugaku, la operación de Sasuke terminó bien y ahora estaba reposando.

La luna no era visible producto de las nubes que lloraban.

—¿Acabaste? Ya terminé de acomodar todo. —Miró por encima de su hombro solo para encontrarse con Madara.

—Si...Solo estaba pensando. —Respondió con tranquilidad.

—Hasta la persona más tonta podría adivinar que el niño Kyubi te preocupa.

—Eso no te importa. —Chasqueó la lengua.

—Te he observado desde que dejaron la aldea. —La confesión la sobresalto levemente. —No importa si hace frio o calor, cada vez que llueve durante una madrugada, siempre sales a ver.

No quería hablar de sus sentimientos, mucho menos con la persona que quería secuestrar a su antiguo compañero para completar un estúpido plan.

—Iré adentro, solo dame un momento. —Pidió queriendo estar sola.

El enmascarado se dio la vuelta entendiendo la indicación no sin antes mirarla una ultima vez, la realidad es que no, realmente no se adentró por completo en la guarida, solo lo suficiente como para que Tsuki bajara la guardia.

Él nunca piensa en mí, solo en madrugadas como estas. —Confesó creyendo que solo ella misma podría escucharse. Se supone que un shinobi nunca muestra sus sentimientos, se supone que debe de ser asi. Pero sus rodillas flaquearon, la fricción con las piedras la raspó sin embargo el dolor pasó a segundo plano. Sus ojos miraron el cielo hablando con quien fuera que quisiera escuchar sus ruegos. —Por favor... Solo quiero que él este bien, no quiero dinero, fama o poder, quiero su bienestar.

La lagrimas comenzaron a bajar por sus mejillas, preguntándose con quien tendría que hablar para cambiar la profecía, el destino, la maldición. Se sentía como las ultimas gotas de tinta que querían cambiar cada una de las páginas que ya habían sido escritas y jamás podrían ser borradas. Si era asi, si ya no podía modificarlo entonces solo quería alcanzar a escribir un "Lo siento, daría mi vida por ti".

Incluso el peor villano de ese mundo sentiría empatía ante la escena y Obito no fue la excepción, porque solo podía verse a si mismo con Rin en sus brazos mientras deseaba con todas las fuerzas de su cuerpo que abriera los ojos.

¿Cómo podría hacerle eso a una niña que aun tenia algo por lo cual luchar? Pero ya era tarde para arrepentirse, las vidas de siete jinchurikis ya fueron tomadas y eso ya no podía rebobinarse. Además de que cuando todo el plan fuera ejecutado, ella podría reunirse con el Uzumaki en un mundo donde todo estaría bien, en una simple y perfecta ilusión.

Sin querer continuar escuchándola simplemente se adentró en los pasillos para dejarla sola.

Sola... Sola con sus pensamientos y el dolor indescriptible que golpeaba su pecho. Como si Cupido retorciera la flecha que atravesaba directamente su corazón. Como la lluvia corriendo la tinta que luchaba por perdurar sobre las páginas. Como una historia de la princesa que no fue rescatada por su príncipe azul. Como una tragedia que no podía corregirse.

Tsukikari solo pensaba en como terminaría todo. Naruto pensaba en como continuar, y aunque la tinta tuviera que ser su propia sangre, estaba completamente seguro de que el libro continuaría.

La noche dejo el cielo y se convirtió en un soleado día.

—Estas muy contento hoy. —Le dijo Sai al rubio.

—Es que acaba de amanecer. —Explicó Jin.

El azabache frunció el ceño sin entender que tenia que ver eso con la tonta sonrisa en los labios de su compañero. —¿Puedo preguntar que tiene que ver el amanecer con su alegría?

—Bueno... Naruto siempre esta muy alegre cuando el sol sale después de una lluviosa madrugada.

—¿Por qué?

—¿Por qué? —Repitió ella llevando su mano hasta el mentón, jamás se preguntó eso.

El Uzumaki se giró aun manteniendo su emoción que no desapareció desde el reencuentro del equipo 7. Colocó detrás de su nuca ambos brazos para después cerrar sus ojos.

Porque aún tengo la esperanza de que se acuerde de mi cada mañana cuando el sol la despierta. Solía decir que yo era su sol.

Los presentes, todos hicieron una expresión de confusión sin saber a quién se refería.

𝐌𝐈𝐃𝐍𝐈𝐆𝐇𝐓 𝐑𝐀𝐈𝐍 - Uzumaki Naruto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora