Capítulo 5: No te rías de mí

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Pasan unos minutos y Pablo se aleja de mí para mirarme detenidamente.

—¿Estás mejor?—Asiento—. ¿Qué te pasa? ¿Por qué lloras?

Noto la preocupación en su voz, ¿por qué se preocupa por mí? No debería importarle...

—No quiero hablar de eso contigo...

—Entonces me tendré que ir...Se gira y yo agarro su mano. Se da la vuelta y me mira fijamente, sin apartar sus ojos de mí.

—¡No!—Grito con un hilo de voz—Pablo... ¿no puedes consolarme sin hacer preguntas, por favor?—Le ruego, él me mira con los ojos brillantes.

—C...Claro—Acaricia mi mano haciendo pequeños círculos con sus dedos y me estremezco.

—Gracias...

Cuando lo digo me mira sonriente, con esa sonrisa que acaba con todos mis males. Yo pongo los ojos en blanco porque sé que cree que esa palabra significa mucho si proviene de mí, y tiene razón.

—No hagas que sea algo tan importante, es solo una palabra, no significa nada.

—Puede, pero me gusta que la digas.—Sonríe y me derrito por dentro.

—¿Por qué?—Pregunto confusa.

—Porque sonríes, y tienes una sonrisa preciosa, deberías mostrarla más.

Y, cómo no, sonrío de oreja a oreja, no puedo evitarlo.

Le abrazo y él se sorprende, pero sus brazos me agarran y me siento segura en ellos. Me encanta abrazar a la gente, y sus abrazos son perfectos, no quisiera separarme de sus brazos hasta olvidar todo.

—¿Por qué no te vas a casa?—Pregunta preocupado

—Tengo que quedarme, tengo que trabajar—Digo suspirando.

—¿Y no puedes convencer a tu jefe? Según me dijiste sabes como manejarle...—Su mirada se oscurece.

Créeme, que hoy va a estar complicadillo...

—No creo que funcione hoy... y espero que nunca más.

—Así que tiene que ver con él...

—Dijiste que no harías preguntas...

—No era una pregunta...

—De todas maneras quieres sacar información... Y no me gusta.

-En eso tienes razón, pero hay algo que hace que quiera saber cosas sobre ti.

Le miro y trago saliva.

—Pues no vas a conseguir nada de mí...

—¿Estás segura?—Se acerca lentamente a mí, y siento como mi corazón empieza a latir mucho más rápido y me siento más acalorada.

Aparto mi mirada de la suya porque no puedo seguir sosteniéndosela.

—M...Muy segura, no vas a conocer mis secretos tan fácilmente, no me abro tan rápido.

Él se ríe y yo me sonrojo por el doble sentido.

—Quiero decir que no me abro de hablar, no de lo otro...

—Te había entendido...-Dice entre risas.

—No te rías de mí.—Le pongo una mirada intentando darle miedo pero, por su risa, no lo consigo.

—Está bien... ya paro, pero es que me lo pones demasiado fácil.

—Tranquilo, que no todo es tan fácil conmigo...

Ecos (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora