Capítulo 30: ¿Quieres bailar?

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No puedo creer lo que está pasando.

Me quiere, Pablo me quiere...

Esto es un sueño. El sueño más bonito que he tenido nunca.

Vuelvo a besarle, desesperada por sentir sus labios sobre los míos.

-Veo que estás contenta...-Sonríe

-Mucho. Pero hay algo que me preocupa.

-¿El qué?-Me mira con el ceño fruncido.

-Pues... Nunca he estado en una relación seria Pablo, no sé cómo van estas cosas ni como funcionan... Pero lo que sí sé es que... quiero averiguarlo contigo.

Sonríe

-Bueno, normalmente este es el momento en el que me besas.-Dice con una sonrisa pícara.-Así son las reglas, no me culpes a mí.

-Bueno, si lo dicen las reglas habrá que hacerlo...-Digo sonriente fingiendo inocencia y acercándome a él peligrosamente.

-Son las reglas, hay que cumplirlas y no hay nada que podamos hacer para evitarlo...

-Cállate y bésame de una vez.

-A sus órdenes señorita.

Pongo mis manos en su nuca y él las pone en mi cintura, mis pies están sobre los suyos y yo estoy de puntillas para estar a su altura. Me atrae hacia él y me besa dulcemente. Un beso poco hecho, que se convierte en olla exprés.

Cómo echaba de menos esto

Nuestros labios se separan, pero mi frente sigue sobre la suya. Acompasamos nuestra respiración mientras nos miramos a los ojos.

-¿Sabes? Tuve una conversación algo extraña con Lolo hace un rato. Me pidió que tuviera fe, pero jamás pensé que pasaría algo así.-Susurro contra sus labios.

-¿Lolo? ¿Cómo tenía él tu...?-Pregunta confuso

-Te cotilleó el móvil cuando no estabas-Interrumpo.-Dice que no parabas de hablar de mí. Y que estabas celosón. ¿Es eso cierto, señor Moreno?

Enrojece

Aish

-Solo hablé un poquito de ti... No fue para tanto, Lolo es un exagerado...-Se rasca la nuca, nervioso.

-Claro claro, y yo te creo...

-¿Quieres bailar?-Pregunta cambiando de tema, bah, se lo dejo pasar, prefiero no discutir por tonterías, llevo demasiado tiempo esperando esto.

Aunque me encanta ver lo rojo que se ha puesto.

-¿Aquí fuera? La música no se oye desde aquí...

-No, dentro, tontina.-Me besa la frente.

¿Tontina?

Frunzo el ceño y le miro desconcertada.

-¿Y la gente? Te van a reconocer. No sé si será bueno que te vean conmigo...

-¿Por qué no? Créeme, no me avergüenzo de ti, no tengo razones.-Sonrío-Además, así sabrán que estás conmigo y no se te acercarán los moscones.

Ahí está su motivo oculto, sabía que no se arriesgaría así como así.

Si supiera que no hay motivos para sus celos... Si supiera que solo le quiero a él y que no puedo ni quiero fijarme en nadie más mientras estemos juntos...

-Claro, estaba siendo el alma de la fiesta, ¿no te has enterado?-Digo con ironía-Tenía una fila larguísima de chicos esperando que bailara con ellos...

Ecos (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora