Capítulo 43: Esto es... ¿Definitivo?

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No puedo más. Me mata la espera, simplemente me mata. Pablo no va a volver por mí, y sinceramente yo tampoco lo haría si fuera él por la manera en la que me comporté.

Sobrevivo sin él, sí, pero necesito vivir, quiero vivir, y le necesito para eso, por mucho que me gustaría negarlo. Estoy harta de mentirme a mí misma. Sin él mi felicidad nunca será completa.

Y por esa razón he decidido ir a por él.

Y por esa razón me encuentro bajando de un avión en Los Ángeles con los ojos llenos de ojeras y mucho sueño acumulado, pero dispuesta a recuperar al amor de mi vida. Porque él lo hizo por mí.

Le indico al taxista la dirección de la casa y mis nervios incrementan a cada metro que avanza el coche.

¿Y si esto es una estupidez? ¿Y si no quiere verme? ¿Y si está con otra?

¿He hecho bien?

Siendo tú seguro que no.

Eso es cierto, me equivoco más veces de las que acierto, pero quiero (y necesito) pensar que esta decisión es la excepción, que las cosas pueden salir bien por una vez.

Aparca, le pago y bajo del taxi con las manos y piernas temblando de los nervios.

Tengo que entrar, ya estoy aquí, no puedo echarme atrás. No me he gastado una pasta increíble en el billete de avión para arrepentirme ahora.

Subo y veo que la puerta está abierta. Entro sigilosamente y escucho ruidos en la cocina, así que me acerco.

Veo a Lolo y a Pablo, pero me escondo para que ellos no me vean.

Ya he perdido mi dignidad suficientes veces.

-¿Has hablado con ella?-Le pregunta Lolo a Pablo, y Pablo suspira y se pasa una mano por el pelo.

Ella soy yo.

-No.

-¿Y vas a hacerlo?

-No.-Responde con brusquedad, como si le molestase la situación.

Aprieto mis puños con rabia pero me contengo, no he venido a discutir, aunque haya dicho que no quiere hablar conmigo, voy a mantenerme serena por una vez.

-¿Por qué?

-Porque no, estoy cansado. Es una inmadura, y necesito a una persona adulta a mi lado, no a una cría.

¿Soy una cría?

-No es una cría, y lo sabes.

Lolo, te amo.

-Se comporta como tal.

-Yo no lo creo. Te quiere con toda su alma, Pablo. Y afronta las cosas como puede.

—Ya, con amenazas. Una buena manera de enfrentarse a los problemas.—Dice sarcásticamente.—A mí no me gusta que me lancen ultimátums, no soy un crío de quince años con las hormonas revolucionadas que se vuelve loco, y no quiero salir con una chica así.

-Así que... ¿No has cogido sus llamadas?

-No, no voy a hacerlo. La mejor manera de olvidarnos el uno del otro es alejarnos, ¿no? Por mucho que me mate por dentro estar lejos de ella es lo mejor para los dos.

-Es lo mejor para ti, querrás decir.

-Lolo...-Amenaza

-No, Pablo. Sabes perfectamente que estará muriéndose por dentro por ti, la vi la última vez, y esto se ha vuelto muy intenso.

Ecos (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora