Capítulo 26: Llamada de larga distancia.

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-¿Sí?-Pregunta

-Hooooola Pablete-Digo con voz de niña pequeña, mi voz cuando he bebido demasiado tequila

-¿África?-Pregunta confundido, seguro que después de haberle gritado antes de marcharme no esperaba que le llamara.-¿Eres tú?

Sinceramente, yo tampoco esperaba llamarle, pero cuando quise reaccionar ya estaba hablando con él.

¿Que por qué le llamo? Fácil, cuestión de matemáticas: yo borracha+triste-cerebro= estupidez

No voy a echarme atrás ahora, ya he perdido suficiente dignidad.

Más bien toda.

-No, soy tu tía de Murcia, pues claro que soy yo-Digo riéndome cual idiota.-¿Quién iba a ser si no? Estás un poco tontito eh Pablete... Y luego soy yo la medio-tonta...

Tonta-entera más bien...

-¿Estás borracha?-Pregunta serio. Está demasiado lejos como para intimidarme, no puedo ver sus ojos ni su mandíbula y puños apretados (aunque sé que están ahí) por teléfono y me alegro.-Responde África

No me das órdenes rubito

¿Qué le importa lo que yo haga o no haga? Si quiero emborracharme lo hago y punto. No le debo ninguna explicación, no después de lo que pasó en Los Ángeles.

-A mí no me grites guapo-Digo en tono molesto.-Ni se te ocurra gritarme.

Las cosas ya no son divertidas, ahora me he cabreado.

-África...-Dice serio, odio que use mi nombre completo cuando se cabrea conmigo, me molesta.

-Pablo...-Imito su tono

-Vale, has bebido.-Afirma

-Un poquiiiiiiitoooo-Digo alargando las palabras y riendo.

Volvemos a las carcajadas. Me siento tan bipolar, pero es tan genial...

-Bastante más que un poquito, ¿dónde estás?

Río, su tono serio me hace gracia. Gruñe y río de nuevo

-En mi casa, pitufo gruñón, ¿dónde quieres que esté? No estoy para celebraciones precisamente...

-Tú fuiste la que se marchó sin avisar, no yo.

-Claro, porque todo es taaaan fácil a tu lado... Además, tampoco te importó mucho que digamos...-Le escucho suspirar.-Y dijiste cosas malas, cosas muy malas.

-Empezaste tú, tú te marchaste sin decirme nada y sabes que me dolió.

Si te dijera las cosas que haces que me duelen a mí...

-¿Y? Eso no es excusa. Y sabes que tenía mis razones, aunque sé que todo lo que tenga que ver conmigo que no sea sexo te da igual, así que...

-Deberías irte a dormir, ¿para qué me has llamado? Dejaste claro que no querías acercarte a mí nunca más-Dice con brusquedad, como si hablar conmigo le molestase.

Odio cuando está serio, y odio que me hable así.

Soy yo la que tendría que estar cabreada con él, no al revés.

Cómo le gusta darle la vuelta a las cosas... Quiere deshacerse de mí.

No va a resultarte tan fácil.

Ecos (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora